¡Que pierda Kamala Harris!

 

Sería genial que las elecciones en los Estados Unidos de América las perdiera Kamala Harris.  No es que yo quiera que gane Donald Trump; pero como alguien tiene que ganar, prefiero que Harris pierda.

Sello del Presidente de los Estados Unidos. Ilustración por Desconocido, dominio público, via Wikimedia Commons.

¿Por qué? Por exclusión.  Si el equipo pro CICIG en Guatemala está a favor de Harris, quiero que pierda Harris. Si lo semilleros le van a Harris, quiero que pierda Harris. Si los socialistas están con Harris, quiero que pierda Harris. Si los ex URNG quieren que gane Harris, quiero que pierda Harris. Si los colectivos woke y posmodernos desean que gane Harris, quiero que pierda Harris. Si los patrocinados por George Soros aplauden a Harris, quiero que pierda Harris. Si aquellos grupos están a favor de Kong, quiero que gane Godzilla.

Por supuesto que no celebro el populismo conservador y nacionalista de Donald Trump, ya que Friedrich A. Hayek lo advirtió: Lo que me molesta del conservador es su oscurantismo. Estoy consciente de que el socialismo y la podredumbre que representa Joe Biden, Kamala Harris, los Obama, los Clinton y otros es consecuencia de los conservadores no han sabido cómo explicar el capitalismo y son altruistas. 

Es un hecho que alguien tiene que perder y prefiero que sean Harris y lo que representa; porque desde aquí, en Guatemala, estoy convencido de que es mejor que los grupos que mencioné en el primer párrafo tengan el menor apoyo político y financiamientos posibles. Políticamente y para los guatematltecos creo que el colectivismo mercantilista es menos peor que el colectivismo socialista al otro lado del Río Grande. 

Dicho lo anterior, hace años, Manuel F. Ayau le preguntó al presidente Ronald Reagan que por qué es que él no había podido cambiar sustancialmente la política exterior de su país con Guatemala (especialmente la originada en tiempos de Jimmy Carter en apoyo de los proyectos de la guerrilla).  Reagan le contestó algo así como que el Departamento de Estado era una burocrácia muy poderosa que tenía dinámicas propias y muy cerradas. Así que mi optimismo es moderado…pero optimismo al fin. 

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