El olímpico Santiago Martínez

 

El guatemalteco Santiago Martinez, ganó la medalla de plata en la Olimpiada Mundial de Jóvenes Matemáticos llevada a cabo en Bali, Indonesia. Si tuviera sombrero, yo me lo quitaría frente a este patojo de 13 años y le daría una ovación de pie. ¡Me imagino lo orgulloso que ha de estar este campeón! y la alegría que han de sentir sus padres. 

El campeón, Santiago Martínez (al centro) acompañado por sus padres. La foto la tomé de X,

El joven, estudiante del Centro Educativo Rotario Benito Juárez fue recibido con entusiasmo en el Aeropuerto La Aurora, donde familiares, amigos y compañeros de colegio le ofrecieron una bienvenida bien merecida. Además de este recibimiento su colegio organizó un homenaje especial para celebrar su éxito. Acompañado de sus padres, Luisa Velásquez yJavier Martínez, Santiago llegó al colegio donde una banda musical y sus compañeros, maestros y estudiantes lo esperaban con alegría y admiración. Santiago Martínez ha estudiado matemáticas extracurriculares en la academia Cermat, con la mentoría de Alex Corrrea. 

Para hacer posible su participación en esta importante competencia internacional se que contó con la colaboración de personas individuales y empresas que creyeron en el talento de Santiago.

Mi relación con las matemáticas siempre fue desagradable por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Como dispuse que no me gustaban, no hacía las tareas y como no hacía las tareas me iba de la patada y como me iba de la patada no me gustaban y así se me fueron la Primaria y la Secundaria.

Lo que a mí se me daban eran la historia, la geografía, los estudios sociales, las ciencias naturales y la literatura; y aunque a veces no sacara buenas notas en esas materias -porque aplicado no era- yo me movía como pez en el agua en esas materias.

Mis pobres padres sufrían porque había que pagarme clases especiales con la esperanza de que ganara las clases de matemáticas en retrasadas; y muchas de mis vacaciones las pasé en clases especiales acompañado de otros misfits

No fue hasta en la universidad, con una maestra de apellido Illescas que, por priemra vez en mi vida, desde la Primaria (y no porque las maestras que tuve no fueran buenísimas, que conste) es que gané una clase de matemáticas a la primera.  Fue en esa etapa que entendí que aquella disciplina me ayudaba a ordenar la cabeza y a pensar bien.  Entendí que había belleza en la lógica y el rigor matemático. 

Por aquello es que celebro mucho el triunfo de Santiago Martínez y le deseo lo mejor.

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