Me escribe una compañera de trabajo, porque estamos en una clase: Estoy creando un “Quién es quien” en el salón. Y yo que la veo venir, porque conozco el sebo de mi ganado, me siento a esperar.
Y escribe:
X1: el nerdo.
X2: el que se sale un rato.
X3: al que le suena el teléfono.
X4: al que le vale madre la clase.
X5: la “bully” silenciosa.
X6: la nerda discreta.
X7 y X8: los que no dicen nada.
X9: el que sólo él se entiende.
Estoy incluido en la lista, por supuesto; y después de hacer un comentario sesudo (según yo), le escribo: ¡Ya hice un comentario! ¡Puedo tener un “upgrade” y ser nerdo “wannabe”?
No, me contesta mi cuata, sos el que hace los trabajos con X1 y por eso le va bien.
…y luego de aquel baño de realidad le comento: Me topan porque a las reuniones no llevo frituras de bolsa para comer; sino buenos tentempiés, buenas bocas, carpaccio y cosas así.
Exacto, dice mi compañera; para luego añadir que X10 es el nerdo “wannabee” porque justo en ese momento X10 ha terminado de glosar al profesor.
Sos de utilidad social porque les ayudas a socializar a los nerdos, concluye mi colega.