Hoy es viernes 13

 

El vienes 13 de octubre de 1307  los miembros de La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón o Caballeros Templarios fueron arrestados para luego ser torturados y quemados en hogueras. La matanza espeluznante fue orden de Felipe IV, de Francia, en complicidad con el papa Clemente V. Desde entonces es que el viernes 13 es día de mala suerte.

¿En qué supersticiones crees?

Caballeros templarios a punto de ser quemados en la hoguera. Giovanni Boccaccio, dominio público, via Wikimedia Commons.

Cuando en el bus del colegio, cuando yo estaba en Primaria, se creía que si levantabas la mano cuando pasabas bajo el puente del tren a la altura del Centro Cívico –en el momento en el que pasaba el ferrocarril– entonces tendrías buena fortuna. Una de las supersticiones más populares, entre mis coetáneos era la de que si te tocaba un número de boleto de camioneta, que sumara 21, eso era de buena suerte.

Claro que hay quienes creen que pasar debajo de una escalera no traera nada bueno; y  que el que se te atraviese un gato negro es mal augurio. Hay quienes creen que tampoco es favorable que rompas un espejo, o que derrames sal. ¿Has visto ajos forrados de papel celofán rojo, colgados sobre una puerta? Eso es para que te vaya bien en tus negocios. Y en casa tenemos una herradura colgada porque es divertido.

Una superstición popular es la de creer que los políticos y burócratas actúan por motivaciones distintas a las de los demás seres humanos.  En consecuencia, hay quienes creen que los políticos y burócratas generalmente van a poner los intereses colectivos, antes que los suyos propio.

Otra superstición popular es la de que la generación de energía eléctrica y la provisión de servicios como la educación y la salud en manos del sector coercitivo de la economía va a ser más eficiente y mejor que la provista por el sector voluntario.  En serio hay gente que cree que en manos de políticos y burócratas va a haber mejor energía eléctrica, mejor educación y mejor salud.

Es superstición esa de creer que la inflación es el alza genaralizada en el nivel de precios.  Es muy popular entre quienes ignoran que el encarecimiento de los bienes y servicios es consecuencia de que las autoridades monetarias han inflado la cantidad de dinero que circula en el país y que por eso la moneda se devalúa y se traduce en que todo está caro, o en un fenómeno llamado Reduflación.  Esta ocurre cuando, aunque las tortillas te las vendan al mismo precio de siempre, ahora son más chicas, por ejemplo.

Esta tortilla es ejemplo de reduflación, calculo que tiene como 30% menos que una tortilla normal.

Muy extendida es la superstición de que el salario mínimo beneficia a los trabajadores cuando, en realidad, los perjudica.  El salario mínimo excluye del mercado laboral a las personas menos calificadas y menos empleables, generalmente a los jóvenes que buscan su primer trabajo, a la mano de obra no calificada y a las personas de la tercera edad.

Finalmente una más: es una superstición bastante difundida la creencia de que con el dólar artificialmente alto se beneficia a los exportadores y que, por lo tanto, se beneficia el país.  Pero eso no es cierto, al menos no en el largo plazo.  A la larga, el dólar políticamente encarecido perjudica la importación de bienes de capital, tan necesarios para mejorar la productividad, y daña directamente a quienes dependen de los combustibles importados o, por ejemplo, pagan sus casas en dólares.

¿En qué supersticiones crees?

Columna publicada en elPeriódico.

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