Una de mis actividades favoritas es la de enseñarles la ciudad de Guatemala y La Antigua Guatemala a visitantes extranjeros.
Me encanta ser guía de turistas, y quizá viene un poco en la sangre porque mi familia ha estado vinculada al turismo, o porque mi familia ha estado relacionada con la historia de ambas ciudades, además me encanta la historia; lo cierto es que me da mucha alegría -y me siento algo orgulloso- cuando los visitantes quedan contentos después de que les muestro ambas urbes. A pesar de los agujeros, las inundaciones, el tráfico y otros males. Y a pesar de las tragedias humanas.
Tengo la dicha de poder mostrárselas a profesores extranjeros, a estudiantes chapines y extranjeros y a otras personas. Me gusta darles una perspectiva histórica y anecdótica, pero no saturarlos. La gente no quiere saber fechas, ni detalles nimios y lo que de verdad disfruta son historias y anécdotas.
Cuando era niño me encantaba conversar con turistas, en Panajachel; y en mi adolescencia, cuando me capeaba del colegio en las tardes, no era raro que me fuera al parque central de la ciudad de Guatemala y buscara turistas para pasearlos por el Palacio Nacional, la Catedral y la Biblioteca Nacional. Muchas veces me gané un helado, o veinticinco centavos.
Si te interesa el tema, te invito a leer Me está encantando Guatemala.
Suelo llevar a los visitantes a Museo del Ejército y el Centro Cultural Miguel Angel Asturias; a caminar por la Sexta avenida y conocer el Pasaje Rubio y la Plaza de la Constitución; al Mercado Central y a comer donde doña Mela; y al Mapa en Relieve. A veces a Cayalá. Al museo Popol Vuh y a la Universidad Francisco Marroquín, obvio. He tenido solicitudes de ver la pobreza y pasamos a ver La Limonada, desde arriba; de visitar el basurero de la zona 3; y de visitar un supermercado. En La Antigua me gusta visitar Capuchinas y la Casa Popenoe.
¿Por qué te cuento esto? Porque muchos visitantes pasan por alto la ciudad de Guatemala y se van del aeropuerto a La Antigua, a Panajachel, o a Tikal, por ejemplo. Pero la capital tiene bastante que ofrecer