No sé si son suecos como dice la publicación que ilustra esta entrada; pero lo cierto es que extranjeros, los canchitos, no son raros de ver mezclados en bloqueos y otras manifestaciones violentas organizadas por la dirigencia popular chapina. El de la foto fue captado durante los bloqueos de la semana pasada.
La presencia de esos personajes ni es nueva, ni es un fenómeno exclusivamente chapin; pero no por ello debe ser pasada por alto; y ayuda a entender la dimensión política, ideologizada e internacional de las acciones de grupos como CODECA.
Reclutadas por organizaciones en el exterior, me pregunto si cuando viajan esas personas tienen la ilusión de visitar La Antigua y Atitlán, así como la de marchar por la ciudad de Guatemala, o en algún bloqueo junto a grupos indígenas y populares. Por cierto que, en respeto a la libertad de expresión, no comparto el criterio de que los extranjeros no deben opinar sobre la sociedad, la economía, la política y otros asuntos guatemaltecos; pero hay que tener en cuenta que opinar es diferente a involucrarse en actividades que abiertamente dañan y perjudican a terceros, violan derechos ajenos y crean caos. Con contadas excepciones, la mayoría sólo está aquí teniendo la experiencia más maravillosa de su vida, y mañana se une a una secta que espera que los extraterrestres las recojan.
Hace años, cuando yo era editor de Economía, en Siglo Veintiuno, visité un par de veces la sede de la Unidad de Acción Sindical y Popular; que era una de las organizaciones más vociferantes de aquel entonces. Y me llamaba la atención que en las dos visitas había un extranjero joven sentado en una silla justo en la entrada de aquella oficina.
En esos días, en La Antigua, en el bar donde me hallaba tomando un aperitivo extranjeros pasaron repartiendo volantes en los que se invitaba a jóvenes foráneos a acompañar a las organizaciones populares en sus actividades. El documento estaba escrito en inglés, pero iba dirigido a los visitantes de todas las nacionalidades. Entonces, y preguntando, entendí cuál era el papel de los chicos que había visto en la UASP. Lamentablemente, perdí el volante.
Por cierto, durante el enfrentamiento armado interno, en algunas partes de Guatemala, a los guerrilleros se les llamaba canchitos, seguramente por la presencia notable de este tipo de personajes.