Muchas son la ventajas que algunos dicen que tiene eso de amanecer temprano; y vaya uno a saber si son ciertas. Lo que sí es verdad es que la oportunidad de ver los volcanes en actividad, a la pristina hora azul de la mañana es una dicha.
Hoy temprano salí corriendo al balcón a ver el Pacaya y lo encontré bellísimo. El volcán de Fuego, que está más lejos de la ciudad de Guatemala y suele estar cubierto por nubes -aún en la madrugada- también estaba activo; pero me fue imposible tomarle foto. Hay algo particularmente encantador en el contraste de la lava contra el azul del volcán y el azul del cielo.
La lava corría por el costado noroeste del Pacaya y las fumarolas de vapor eran llevadas hacia el suroeste por el viento.
También se pudo apreciar la lava cuando aún estaba oscuro, junto antes de la hora azul. Pude disfrutar de esos espectáculos mientras escuchaba a Itzhak Perleman interpretando a Ludwig van. Hazte un favor y escucha esa interpretación.
Esto es lo que publicó el Insivumeh, hoy en la mañana: el cráter Mackenney se observa con fumarola de color blanco que se dispersa hacia el suroeste. Se registran explosiones de tipo estrombolianas débiles y moderadas que expulsan material incandescente de 25 a 75 metros sobre el cráter. Se observa en el cráter constante incandescencia acompañada de desgasifición prolongada, la cual genera columnas gruesas y altas. Se observa flujo de lava en el flanco noreste, desplazandose también en esta misma dirección. La longitud del flujo de lava está entre 200 y 300 metros. Las estaciones sísmicas de Insivumeh registran tremor de forma constante, esto asociado al ascenso del magma, como también a la desgasificación permanente observada en el cráter.