Ayer fue el Día mundial del riñón y es ocasión propicia para meditar sobre la iniciativa de legislación para la disposición y trasplante de órganos, tejidos y células humanas que es discutida en el Congreso; misma cuyo nombre más certero sería legislación para la estatización del cuerpo humano.
Para comenzar, dicha normativa crea un cacique de los trasplantes; ese burócrata que tendrá a su cargo administrar la política y la mecánica de los trasplantes al margen de los deseos de donantes y receptores. Claro que con criterios técnicos y políticos. Uno puede suponer, sin mucho temor a equivocarse, que tal y como se vio recientemente en España en el contexto del coronavirus.
Crea un Consejo Nacional de Trasplantes integrado por Raimundo y todo el mundo, siempre que los integrantes formen parte de la tribu del sistema político de la salud estatizada. Esa tribu que luego resulta involucrada en la creación y usufructo de plazas para fantasmas, por ejemplo. Y luego, ¿te imaginas a qué hora se ponen de acuerdo 12 directores? Eso devendrá en poder absoluto para el cacique.
Preocupa, de sobremanera, que la legislación prohíba la compensación económica para los donantes (tomando en cuenta que compensación no implica pago, ni compra-venta) ya que, ¿quién compensa al donante que tenga que pasar dos meses sin trabajar a causa de la donación? Si algo sale mal para el donante, ¿cómo paga los costos de su recuperación?
La propuesta de normativa dice que los tributarios tienen que proveerle al receptor la medicación necesaria para el mantenimiento del órgano trasplantado, en forma gratuita, oportuna y permanente y con los más altos estándares. ¡Pero si en el sistema estatizado de salud a veces no hay ni antiácidos! Y haz números, un tratamiento de inmunosupresores puede costar unos US$14 mil al año, que debes multiplicar por 40 trasplantes por millón al año, que es el estándar para Guatemala.
Es triste; pero otro nombre para esta normativa sería: Legislación antitrasplantes. Gracias al doctor Fredy Abed, por las conversaciones que llevaron a estas reflexiones.
Columna publicada en ElPeriódico.
El columnista argumenta -voluntaria o involuntariamente- con bases falsas que confunden a un eventual lector.
NO ES CIERTO que la Ley presente un Consejo de Trasplante de 12 miembros , “integrado por Raimundo y Todo el Mundo”, miembros de la TRIBU de la “Salud estatizada” que inventa el columnista Eso es ignorancia, o argumentación deliberadamente maliciosa para crear confusion, como se lee a continuación:
El Consejo Nacional de Trasplantes presentado por la Ley se integra con 6 miembros (NO con doce como miente el columnista) provenientes entidades técnicas que son: el Ministerio de Salud, la Fiscalía General y el INACIF (por los casos Médico-legales, puesto que una gran parte son victimas de violencia o accidentes viales que requieren claridad forense), el COLMED (que no tiene nada que ver con el estado), el IGSS y el Coordinador Nacional de Trasplantes (este último CON VOZ PERO SIN VOTO, o sea qu la figura de Cacique que menciona la columna también es desorientación maliciosa para el lector).
Es igualmente falso, por ignorancia o de manera deliberada, que la medicación que el paciente trasplantado necesita, cueste Q 110 000 al año (el columnista, que seguramente se mueve en niveles elitistas donde las finanzas se mueven sólo en dólares y por eso habla de US$ 14 000). Denota desconocimiento total del tema, además de que OMITE, de manera deliberada o por ignorancia, que TODOS ESTOS PACIENTES PROVIENEN DE PROGRAMAS DE DIÁLISIS DONDE YA LE CUESTAN MILES DE QUETZALES al sistema de Salud. Ignorancia? Maldad? Pobre asesoría de las fuentes médicas que consultó? Intereses creados?
Para finalizar, el columnista, haciendo gala de su total desconocimiento del tema, habla de 40 trasplantes por millón de habitantes al año en Guatemala!! Eso serían más de 700 trasplantes anuales en el país!! Seremos un país desarrollado para cuando se pueda realizar una cifra tan siquiera cercana a esta para servir a los Guatemaltecos. Sugiero le consulte a su asesor médico sobre la ridiculez de esta afirmación de cara a las cifras reales.
Gracias por su atención.
En relación al comentario que se hace sobre el artículo de Luis Figueroa, por haber sido yo citado en el mencionado artículo, como médico y por haberle motivado reflexiones al autor; y diciendo el comentarista que la fuentes médicas consultadas son pobres y sugiere intereses creados, no puedo dejar de sentirme aludido, por lo que sin el ánimo de polemizar, quiero dejar claros los siguientes puntos:
1. Efectivamente he tenido conversaciones con Luis, como las he tenido con muchísima gente, expresando con la libertad que todos tenemos, mi opinión sobre este punto. Conozco bien el tema, y manifiesto mi posición liberal al respecto, así como la defensa de las soluciones no estatistas a los problemas sociales en la medida de lo posible. Esta posición ha sido la misma de siempre y no tengo porqué dejarla de expresar donde lo juzgue pertinente. Sí tengo un interés, y es básicamente participar en el debate que sobre esto se da en todo el mundo, y que la mayor parte de personas se expongan al pensamiento libertario sin perjuicio de las posiciones que cada quien decida tener. Yo podría decir, si quisiera caer en el vicio de la calumnia, que también la posición contraria a la mía obedece a intereses creados (o a maldad como menciona el comentarista), pero creo que el debate serio del tema va más allá de calificar ad hominem a los generadores de opinión.
2. La iniciativa de Ley, al menos la que publica la página oficial del Congreso de la República, suma al menos 13 miembros en el Consejo Nacional de Trasplantes.
3. Sí se nombra una sola persona, independientemente de cómo el autor del artículo la denomine, que se llama “Coordinador del Programa Nacional de Trasplantes” (al menos en la iniciativa publicada no especifica que tiene voz pero no voto en las decisiones. Pero no creo que esto cambie las cosas dadas sus atribuciones), que tiene una diversidad de funciones que afectan a instituciones públicas y privadas, que vale la pena leer en el proyecto de Ley ya que no hay espacio para comentarlo aquí. A propósito, desconocemos quién será este singular coordinador, y no creo que en este momento alguien lo sepa, por lo que no considero que se esté aludiendo a alguien en particular.
4. El costo de la inmunosupresión se expresa en dólares simplemente porque se compra en dólares. La cantidad de dólares estima los precios reales. Si el costo de la inmunosupresión propuesta es menor, será por que proviene de donaciones, subvenciones, etc. En el caso último me adelanto a decir que esto no es sustentable.
5. Nadie discute que el trasplante es el estándar de oro, y que el paciente en diálisis es más caro y tiene más morbimortalidad. Pero se está discutiendo la iniciativa de Ley de Trasplantes y no otra cosa.
6. El número de trasplantes que se menciona en el artículo de Luis, es el número de trasplantes que idealmente deberíamos tener para una población como la nuestra. De acuerdo en que no se llega a ese número y esto es, per se, una deficiencia, la cual no mejorará con la implementación de esta ley.
7. Ojalá que el tema se discuta ampliamente, sin pasiones ni disgustos, porque aunque consigan que la ley se apruebe, en ese tema nadie ha dicho la última palabra.