Una bebé muerta, con su boquita tapada con cinta adhesiva para que no se oyera su llanto,y envuelta en una bolsa negra, fue encontrada en el parque de Barberena, Santa Rosa, bajo el árbol de Navidad. ¡Que un mal rayo parta a quienes hicieron eso!…y que otro mal rayo parta a quienes legislaron y promovieron la legislación que hace casi imposible (legalmente) que una madre, o una persona que no quiere, o no puede criar un niño, le busque y le encuentre una familia que quiera y pueda criarlo.
Mi primera reacción cuando leo historias como aquella es que qué clase de bestia abandona así a un bebé, en lugar de, por ejemplo, dejarlo en una iglesia a resguardo del frío y con posibilidades de que sea encontrada la criatura.
La segunda es que sin la ley antiadopciones es posible que estos bebés no deseados pudieran encontrar un hogar y una familia que los deseara y amara; en vez de terminar como basura. Una ley de adopciones que no fuera ideológica y que facilitara el encuentro y arreglo entre padres que no quieren hijos (o no pueden tenerlos en este momento) con personas que les darían, amor, hogar y todo lo mejor que pudieran darles evitaría muchos de estos casos espantosos y tristes. No evitaría todos los casos, claro, pero les daría una salida a quienes ahora no tienen más opción que la del caso que inspira esta entrada.
Cuando leo historias así, de verdad deseo que los que promovieron e hicieron la ley antiadopciones no puedan dormir en las noches a causa de los llantos de quién sabe cuántos bebés que terminan deshechados, porque se les negó la posibilidad de ser adoptados. Todos aquellos que creen que la maternidad puede y debe ser forzada, merecen no dormir en las noches.