¿Por dónde empiezo?…la fiesta de anoche, en Ciudad Vieja fue una experiencia que sobrepasó todas mis expectativas. Vimos dos loas, bailamos y cantamos, me la gocé con amigos queridos y participamos de las tradiciones en una población donde uno se siente muy bienvenido y la gente es muy atenta.
Ibamos en busca de la célebre loa o danza-drama de los veinticuatro diablos que ya habíamos visto en 2014; y aunque no la encontramos tuvimos la suerte de darnos con la loa o danza-drama de El Apocalípsis. Esta loa incluye a Lucifer, unos siete diablos, otros siete arcángeles, la muerte, un fraile el mico infaltable y por lo menos otro personajes gracioso. La escenificación es acompañada por dos músicos que tocan una guitarra y un acordeón.
Hace cinco años lo notamos pero anoche fue muy evidente: la gente de aquella población es muy amable y atenta. Rápido nos dieron información y estacionamos a doscientos metros de dónde se iba a realizar la presentación. Nos tomamos fotos con muchos personajes y disfrutamos del inicio de esta loa con la correspondiente chelita Gallo.
Como en las calles de toda la población están ocurriendo docenas de actividades dispusimos caminar en busca de los Veinticuatro diablos, o de quién sabe qué pudiéramos hallar. No tuvimos que andar más de 500 metros cuando nos encontramos con la loa o danza-drama El tirador, de los niños. Esta loa incluye a un tirador con honda, y poco más de una docena de niños vestidos de animalitos y una marimba de tres músicos. El personaje que se robó el show fue el niño más pequeño que -disfrazado de perrito- era muy aplaudido por el público; y la verdad es que hizo su parte con mucha gracia.
Luego dispusimos agarrar para el parque central en busca de fuegos artificiales y música de marimba orquesta; pero como el hambre es canijo nos detuvimos en la panadería La esquina donde estaban preparando unos churrasquitos que resultaron deliciosos. Además me comí una polvorosa riquísima.
En Ciudad Vieja todas las calles son fiesta y la gente está de fiesta. En la medida en que nos acercábamos al parque en esa medida las ventas y la multitud se hacía más densa. La plaza estaba abarrotada y la marimba orquesta se lucía con su música, sus coreografías y los colores de sus luces; y las juegos pirotécnicos iluminaban el cielo. En el camino nos encontramos con una y para no engentarme dispusimos regresar a las calles aledañas, con la esperanza de encontrar otra loa.
No la encontramos pero hallamos a Las primas; un grupo de balile femenino que va por las calles con un musicón y que la gente disfruta mucho.
Es una lástima que hayan pasado cinco años sin que volviera a Ciudad Vieja después de los Veinticuatro diablos de 2014. Hoy la fiesta sigue y habrá toritos. No estaré allá porque en la ciudad de Guatemala son las Luces Campero y hay fiesta en casa. ¡Pero como quisiera volver! De cualquier manera de ayer en ocho también hay celebraciones allá. Llama mucho la atención el hecho de que los jóvenes tienen una gran participación en la conservación de las tradiciones en aquella población. Uno como visitante se siente muy bienvenido en esta fiesta.
¿Alguno de los lectores sabe detalles sobre El Apocalìpsis y El tirador, de los niños? De verdad me gustaría saber más sobre esas representaciones. Se, porque mi tía abuela La Mamita me contaba, que las loas son representaciones teatrales que los frailes escribieron durante la conquista para indoctrinar a los indígenas; pero me gustaría conocer detalles. En este enlace hay algo que escribió Celso Lara, al respecto.
Para mí fue una experiencia cautivadora la que tuve en Ciudad Vieja; y estoy seguro de que para Mayra, Marta Yolanda, Mario y Raúl fue igual de deleitosa y enriquecedora. ¡Que dicha!