¡Higos, deliciosos higos!

¿Vas a creer que nunca había comido higos maduros? Claro que he comido higos en miel, e higos secos.  Incluso, una vez, hice mis propios higos en miel.  Los higos me encantan y sólo hasta hace unos días los comí maduros.

Higo maduro con su color característico.

Una vez estuve cerca, hace añales, porque mi tía Adelita tenía una higuera en el jardín del Hotel Cacique Inn y me mostró tres higos galanes que estaban por madurar.  Pero no llegué a probar porque los pájaros se me adelantaron.  Esta historia, ahora, me recordó que mi abuelo, Jorge, cubría con bolsas de papel Kraft sus aguacates, para que los pájaros no se los comieran.

Higos maduros listos para ser disfrutados.

De vuelta a los higos, no te imaginas la alegría que me dio probarlos.  Su sabor es extremadamente delicado y entiendo por que es que es más rico comerlos en dulce, o secos.  ¿Sábes que otra cosa me encanta? La miel de hojas de higo, sobre todo sobre panqueques, o sobre waffles.

Por otro lado, Figueroa, mi apellido, viene de higo.  Higo, figo, Figueroa.

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