Nebaj me conmovió. Primero porque la historia de Tomás Guzaro y de su escape del fuego al frente de su aldea, en los peores días del enfrentamiento armado interno es una historia espeluznante y de altísimo contenido humano; segundo porque -con licencias y todo- aquella historia está bien contada en la peli; tercero, porque tuve el honor de conocer a Guzaro ca.2015; cuarto, porque es espantosa la capacidad de odio y maldad que tienen algunas personas y quinto, porque es admirable la capacidad de todo lo contrario, que tienen muchas personas.
He dicho, y repito que la peli recoge y transmite muy bien la historia de Tomás Guzaro y su gente. Si, lo hace con licencias frente al libro, pero no lo hace mal. Cuando ves la película puedes compartir los miedos, las angustias y la indignación que sufrían miles y miles de personas atrapadas entre dos fuegos y a merced de revolucionarios rabiosamente revolucionarios. A merced de la violencia y del terror.
El casting de la película es estupendo y la actuación de Fernando Cuautle, como Tomás Guzaro es magnífica. La musicalización consigue sumergirlo a uno en las escenas de la película y los sentimientos correspondientes. Las escenas de acción son muy bien logradas.
Te comparto un párrafo del libro que inspira la película, para que tengas una idea de lo intensa que es la historia: Los guerrilleros llegaron a nuestra aldea… y forzaron a cada persona capacitada a unírseles… Tuvimos que ir a sus campamentos… en las selvas bajas del Ixcán, como a unos cuatro días de camino desde mi aldea Salquil Grande. Nos entrenaron para pelear, nos enseñaron que matar a los hombres era como matar perros, que los hombres no tenían alma y que al morir solo servían como abono para la tierra… Nos dijeron que nos matarían si no lo hacíamos. Algunas veces aceptaban dinero a cambio de dejar de amenazarnos… Pero… solo la gente que había trabajado en las fincas tenía efectivo, y los guerrilleros ya no nos dejaban ir a trabajar allí, esta es parte del testimonio desgarrador y heroico de Tomás Guzaro, pastor evangélico que, en 1982, ayudó a su gente a escapar del fuego entre la guerrilla y el Ejército. El mismo se halla en Escaping the fire, por Tomás Guzaro y Terry McComb.
La peli tiene sus talones de Aquiles, eso sí. Por ejemplo: la música de la escena de enamoramiento y los pajaritos que lo acompañan cayeron en lo cursi. Un edificio se ve en el fondo de la selva. El abuso de la palabra Hueco, en la escena del desnudo, distrae de la intensidad y profundidad de lo que dice el protagonista. No cuento esto para restarle méritos a Nebaj, sino porque me conmovió tanto que de verdad hubiera querido que no estuvieran allí, ni así.
Por cierto que el libro ya ha sido traducido al español y está disponible en la librería del Fondo de Cultura Económica y en UFM Ediciones.