De nuevo estoy leyendo El nombre de la rosa, de Umberto Eco; y es por dos razones: porque ¡es un librazo!…y regreso de cuando en cuando a ciertos libros que me gustan mucho, y porque ando buscando cierta escena y cierto diálogo para una columna. No es, por cierto, el que ilustra esta entrada.
Metido andaba en la abadía y en las cuitas de Guillermo de Baskerville y de Adso de Melk cuando me encontré con una serie de videos en el Facebook de mi cuata, Ainara. Es un reportaje sobre cómo hacer manuscritos medievales;
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Luego de verlo me acordé que, en la Biblioteca Ludwig von Mises hay dos páginas del medioevo que siempre me gusta pasar viendo; pero nunca me he detenido a leer.
El caso es que me disfruto el libro, me alegra que haya vídeos como la serie de arriba y me encanta ver de cuando en cuando las páginas medievales de la Biblio.