Petén en llamas

Las fotos de animalitos muertos en Petén, y las de las selvas de aquél departamento en llamas parten el alma. Hemos encontrado serpientes, tortugas y venados muertos por el humo, contó un bombero forestal que tiene cinco años de experiencia en Petén. Y según él, 80 por ciento de los fuegos son ocasionados artificialmente por pobladores del área a la que no le puede interesar menos la conservación.

La foto es de elPeriódico.

Ante el incremento de aquellos incendios, la Conred de Petén declaró, el 11 de abril, una Alerta roja y activó el Centro de Operaciones de Emergencia Departamental. En aquel departamento se combate un incendio forestal en el Parque Nacional Laguna del Tigre con la participación de cuadrillas de bomberos forestales, así como de miembros de cuerpos de socorro, trabajadores municipales, el ejército y gente del lugar.

Dos fenómenos inciden grandemente en aquellos incendios: la tragedia de los comunes y el narcotráfico.

La primera es el fenómeno mediante el cual varios individuos, motivados solo por el interés personal de corto plazo y actuando independientemente terminan por destruir un recurso compartido limitado (que en este caso es la selva), aunque a ninguno de ellos -ya sea como individuos, o en conjunto- les convenga –en el largo plazo– que tal destrucción suceda. Es el caso de los invasores, los saqueadores y los agricultores de sobrevivencia.

La segunda se ilustra con la noticia reciente de que los traficantes queman áreas extensas de selva (como del doble de tamaño de Manhattan, dice una nota de AFP) para construir pistas de aterrizaje clandestinas.

Ambos fenómenos tienen remedio.  El primero mediante el fomento de la propiedad privada y mediante el abandono de los criterios colectivistas para la conservación.  El segundo por medio de una nueva aproximación al problema de las adicciones.  Una que tome en cuenta la ciencia frente a los mitos y las falacias; los derechos humanos frente a la arbitrariedad en el uso del poder y de la fuerza; y la compasión frente a los prejuicios, el odio, el miedo y la venganza.

De otra forma, seguirán los fuegos horribles y los animalitos seguirán muriendo.

Columna publicada en elPeriódico.

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