¿Cuántas veces en la vida tiene uno la dicha de presenciar el nacimiento de una palabra? Pocas. El miércoles pasado, Carlos Chingui Méndez acuñó la palabra Dipuberto para describir a un muchachito que tiene intenciones políticas, obviamente precoces; y estuve en Facebook para ver aquel suceso.
El contexto es de un púbero, de 18 años, que no ha terminado el Diversificado, que no tiene experiencia laboral alguna, y que ocupa la casilla 8 del listado del partido Convergencia, un grupo político enraizado en la exguerrilla. Uno de esos partidos que son pelusa en el ombligo.
Tal vez son cosas mías, pero he notado que el socialismo está explotando el recurso de la juventud. Mira el caso de Ocasio-Cortez y el Green Deal, o el de la niña Thurnberg en el World Economic Forum. En España, Podemos ha tratado de bajar la edad de voto y de ponerle un techo.
No me malentiendas. No es que yo desprecie a los patojos y a su potencial político, a sus ideas y a sus iniciativas. ¡Al contrario! Trabajo a diario con jóvenes brillantes, llenos de energía y de buenas ideas e intenciones; intelectualmente honestos y con ganas de comerse el mundo. Y a muchos de ellos los admiro. Pero para ser diputado –en esa cueva de chacales que es el Congreso– no es suficiente ser patojo chispudo y hace falta algo que es fundamental: la prudencia.
Esa virtud, conocida también como sensatez, es la de deliberar y juzgar correctamente sobre lo que es bueno y ventajoso (sobre todo en el largo plazo y tomando en cuenta todo el contexto). La virtud de la prudencia se adquiere con la experiencia, y ayuda –para ejercerla– que el lóbulo frontal ya esté cerrado.
¡Por supuesto que estas meditaciones no son una defensa de la gerontocracia, ni de nada parecido! Pero, ¿es que no aprendimos nada de los Dipukids? ¿Qué tan dispuesto a cualquier cosa hay que ser para calentarle la cabeza a un crío sin oficio ni beneficio y ponerlo por ahí para llenar una lista de candidatos?….o para poner a una niña, en el WEF, a agitar el petate del muerto; o para tratar de negarles el voto a las personas de más de X años de edad.
Columna publicada en elPeriódico. Si te interesa el tema te invito a leer La izquierda pedofrasta.