Venezuela libre, ya

Juan Guaidó, líder de la oposición en Venezuela, juró como Presidente interino en medio de enormes protestas contra el régimen de N. Maduro, D. Cabello y sus secuaces. Ya hubo muertos, heridos y torturados.

Si los altos mandos del ejército actúan responsablemente, es posible que los venezolanos logren sacudirse la tiranía en esta ocasión; pero ya está costando sangre.

¿Lo has notado? Las tiranías socialistas del siglo XXI no salen tan pacíficamente como se enquistan. Se van enraizando despacito, despacito.  Tomando el control de las instituciones ideologizándolas y politizándolas. Convirtiéndolas al activismo. Manipulando elecciones.  Ahí las ves legislando con paciencia para servir a sus intereses. Invisibilizando a los opositores, insultándolos, expropiándoles sus bienes cuando no encarcelándolos. La mayoría de la gente no se da cuenta de lo que ocurre porque las tiranías consienten a sus clientelas y echan a andar una maquinaria perversa de desinformación, loas, elegías y madrigales entre políticos, ONG, medios de comunicación, celebridades, academia, clero y redes sociales que se refuerzan unos a otros para que no se note que la tiranía se está arraigando.  Las garantías constitucionales y los derechos individuales van siendo erradicados tan poquito a poco que casi nadie lo nota como en la historia de las ranas y el agua caliente.

Y cuando despiertas: ¡Zas, ya es tarde! Pasaron lustros.  Es tan tarde que a la tiranía ya no se la puede arrancar si no es por la fuerza. Y entonces –como ha ocurrido en Venezuela, en Nicaragua y posiblemente tenga que ocurrir en Cuba– hay que salir a la calle y poner muertos.  Y los muertos son los jóvenes.  Los que nada tuvieron que ver con la siembra y el cultivo de la tiranía.  Por eso es que al socialismo hay que detenerlo a tiempo.  ¿Y cómo se le detiene? En la opinión pública y en las urnas.  Se le detiene identificándolo; y denunciándolo en los medios de comunicación, en las redes, en púlpitos, en la academia, en la casa y con los amigos.  Se le detiene persuadiendo. ¿Para qué? Para evitar que haya que derramar sangre. ¡Animo venezolanos, ánimo!

Columna publicada en elPeriódico; la ilustración la tomé de Facebook.

Actualización: Guaidó resultó un fiasco.

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