Mientras continúe vigente el sistema político y administrativo de incentivos perversos, mientras en la administración pública abunden las posibilidades de negocios y de arbitrariedad, la ilusión de tener candidatos sin compromisos para los cargos públicos más influyentes y poderosos es eso…una ilusión.
La meditación viene al caso porque durante el procedimiento judicial llevado a cabo el miércoles 25 de abril, en el juzgado de Mayor riesgo D, a cargo de la jueza Erika Aifán, según las colaboradoras eficaces, el ahora Presidente de la República y entonces secretario general del partido FCN-Nación, Jimmy Morales, habría dicho que no quería que el dinero de los empresarios ingresara a su partido para evitar que su imagen de “candidato sin compromisos” se viera afectada, ya que era lo que, consideraba, lo había elevado en las encuestas. Ya lo dijo Henry David Thoreu, por cada mil personas atacando las ramas de un problema, hay una sóla atacando sus raíces. Mientras no entendamos que los orígenes de la corrupción y de los compromisos están en la arbitrariedad, y no en la falta de controles, seguiremos atacando ramas y no raíces.
Por otro lado, en Camino de Servidumbre, capítulo 10, Friedrich A. Hayek explicó por qué es que los peores se ponen a la cabeza, en un sistema como el guatemalteco, o en cualquier sistema con las características colectivistas del nuestro: De la misma manera que el gobernante democrático que se dispone a planificar la vida económica tendrá pronto que enfrentarse con la alternativa de asumir poderes dictatoriales o abandonar sus planes, así el dictador totalitario pronto tendrá que elegir entre prescindir de la moral ordinaria o fracasar. Esta es la razón de que los faltos de escrúpulos y los aventureros tengan más probabilidades de éxito en una sociedad que tiende hacia el totalitarismo. Quien no vea esto no ha advertido aún toda la anchura de la sima que separa al totalitarismo de un régimen liberal, la tremenda diferencia entre la atmósfera moral que domina bajo el colectivismo y la naturaleza esencialmente individualista de la civilización occidental.
Durante los procedimientos judiciales citados arriba, una de las colaboradoras eficaces, dijo: Recuerdo que mi primo…era el único que estaba enojado. Nos dijo que le parecía increíble que ese señor que era candidato a Presidente nos sugiriera darle dinero fuera de su partido. Nos cuestionó que por qué en Guatemala todo se tenía que hacer bajo de agua.
Una vez más, aquella maña de ir a por las ramas, en vez de ir a por las raíces, pone énfasis en las formas y no en el fondo. En ese contexto, no hay distinción alguna entre el dinero que viene del narcotráfico y de las mafias, y el dinero que viene de personas que no son criminales. No hay distinción alguna entre el dinero que sirve para conseguir privilegios, negocios, favores e impunidad, para decir algo, y el dinero que sirve para garantizar que se respete la voluntad de los electores. Yo no digo que los actos que están siendo juzgados deban quedar impunes, ¡para nada!; pero no deben ser sacados de proporción.
¡Para escándalo es la fetidez que sospecho que los fiscales encontrarían si abrieran las gavetas de Unidad Nacional de la Esperanza y las del Partido Patriota, por mencionar dos!
Una vez más, son el sistema de incentivos perversos y la abundancia de oportunidades de negocios y la arbitrariedad la tierra fértil no sólo para la opacidad, sino para tratos y arreglos ruines. De ahí que la llamada de atención, por parte de Hayek sea muy relevante, tomando en cuenta que, si ves con detenimiento, en nuestros países todas las tiranías vigentes -especialmentee las que los jóvenes tienen que salir a echar a pedradas y a costa de sus vidas- fueron precedidas por regímienes corruptos de los que la gente ya estaba harta, ¿qué dice Hayek? Tenemos que retornar por un momento a la etapa que precede a la supresión de las instituciones democráticas [y yo diría que republicanas, no democráticas] y a la creación de un régimen totalitario. En este punto, la general demanda de acción resuelta y diligente por parte del Estado es el elemento dominante en la situación, y el disgusto por la lenta y embarazosa marcha del procedimiento democrático convierte la acción por la acción en objetivo. Entonces, el hombre o el partido que parece lo bastante fuerte y resuelto para “hacer marchar las cosas” es quien ejerce la mayor atracción. “Fuerte”, en este sentido, no significa sólo una mayoría numérica; es la ineficacia de las mayorías parlamentarias lo que tiene disgustada a la gente. Lo que ésta buscará es alguien con tan sólido apoyo que inspire confianza en que podrá lograr todo lo que desee. Lo que estará buscando es un dictador.
¿Te das cuenta del peligro? Es peligroso concentrarse en las ramas y olvidarse de las raíces.
La imágen es de dominio público, via Wikimedia Commons
Muy pocos se dan cuenta y se quedan en eso de “el financiamiento electoral es el pecado original”. Cuál será el interés en hacernos creer eso y poner a algunos a pedir disculpas por financiar fiscales? Que nadie quiera financiar campañas y facilitar que quede alguna ungida?