Fuertes revelaciones

En los últimos años hemos vivido un debilitamiento de la institucionalidad en Guatemala. Se ha erosionado la confianza de los ciudadanos en las organizaciones que nos representan a todo nivel. Esa consciencia nos motivó a asumir un rol activo en el desarrollo del país y del fortalecimiento de su gobernabilidad democrática. A través de nuestras acciones y proyectos hemos demostrado nuestro compromiso con el desarrollo social y económico de nuestro país. Ante el entorno electoral del 2015, los aquí presentes o representados, decidimos participar facilitando la movilización de fiscales electorales para el partido FCN-Nación. Dicho partido no contaba con fiscales en las mesas electorales que resguardaran la voluntad de cada voto, dijeron Felipe Bosch, Guillermo Castillo, Ramiro Castillo, Herbert González, José Stefano Olivero, Salvador Paiz, Miguel Torrebiarte y Fraterno Vila.

Las acciones respondieron al momento histórico de  crisis política que existía en nuestro país y la premura bajo la cual se dieron estas acciones, explicaron.

Luego de las declaraciones emitidas  hoy por el el jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, Iván Velásquez y por la Fiscal General Telma Aldana en relación al caso de apoyo financiero al partido oficial FCN-Nación, un grupo de empresarios ofreció disculpas.

No se si te acuerdas; pero durante aquellos comicios las dos posibilidades electorales con posibilidades de ganar la Presidencia de la República eran: Sandra Torres, la del Transurbano, y admiradora de Chávez y de Fidel Castro ; o el vesánico Manuel Baldizón, comprador de títulos y de tesis y vinculado al caso Odebrecht.  La elección ocurría tras el colapso de la espantosamente corrupta administración de Otto Pérez y Roxana Baldetti; y había grupos que querían evitar las elecciones y tomar el poder a golpe de plaza.  Había una crisis de profundidades oceánicas  y ciertamente había que actuar con premura.

Como guatemaltecos, estamos acá dando la cara, asumiendo cualquier responsabilidad que hubiere y conscientes de las consecuencias de nuestras decisiones personales. Reconocemos, con humildad, que, sin saberlo, se cometieron errores, dijeron los empresarios.

Mi primera aproximación a las fuertes revelaciones de hoy es una valoración de la responsabilidad.  ¿por qué es importante que a la libertad la acompañe la responsabilidad? Porque esta última nos fuerza (y quizás fuerza no es la mejor palabra) a prever las consecuencias de nuestras acciones. Sólo las personas que actúan tienen efectos en la realidad, y sólo las personas responsables saben que sus acciones tienen consecuencias.  Sólo las personas responsables saben que no se mojaron porque llueve, sino porque no sacaron el paraguas, para usar un símil de Fred Kofman; y en este contexto, ¿cómo no valorar el acto de compunción de los empresarios? ¿Cómo no valorar el resarcimiento que ofrecen los artífices del financiamiento al partido oficial?

Desde otra perspectiva, las personas pueden no hacer nada, para no equivocarse.  Pueden conservar su inocencia; pero, ¿cuál es el precio de ser inocente? ¿Cuál es el precio de no actuar?  El precio de la inocencia, es la impotencia, para usar otra idea de Kofman.

Si haber financiado los fiscales del partido oficial durante los comicios de 2015 por interpósitas personas y debajo de la mesa es delito, ciertamente no es un crimen.  Ya sabes, hay delicta mala in se, y delicta mala quia prohibita.  Los primeros son malos por sí mismos porque violan derechos ajenos (matar, robar, o estafar, por ejemplo); en tanto que los segundos sólo son malos porque afectan los intereses de quienes tienen la facultad de legislar, o pueden influir en ellos (el contrabando, la venta de comida sin permisos, o usar la propiedad de uno para lo que le convenga), o porque afectan procedimientos.  En este caso el interés es evitar la opacidad en el financiamiento de partidos políticos.

En aquellos contextos, no deja de ser cierto lo que dijeron hoy los empresarios, en el sentido de que el carácter de las personas no se conoce en los errores, sino de la forma en como los enfrentamos y de qué aprendemos de ellos, asumiendo un firme y claro compromiso de no volver a cometerlos.  No es delicta mala in se, ni es criminal, haber actuado para tratar de garantizarles a los guatemaltecos que se iba a respetar su voluntad elecoral, con respecto a una tercera opción, aunque esa opción  fuera raspada del fondo de la olla y en consecuencia no diera la talla. Si la elección de 2015 la hubieran ganado la del Transurbano, o el de Odebrecht…que también recibían financiamiento bajo la mesa,  ¿estaríamos celebrando la decisión? Voy a apostar a que no…y claro, todo esto explica, aunque no justifica.  Y de todos modos, en la historia de Guatemala, ¿cuándo has visto un mea culpa del tamaño del que viste hoy?

Lo cual me lleva a la segunda aproximación que es en forma de preguntas:

¿Fue casualidad, o no fue casualidad que las fuertes revelaciones de hoy ocurrieran en el contexto de la elección de Fiscal General que tiene que hacer el Presidente? Si así fuera, ¡que truhanería!

¿Cuánto va a pescar, el jacobinismo, en este río revuelto?  Esto es un peligro real que hay que tomar en cuenta.

Sospecho que, para que lo de hoy no sea una victoria pírrica, hubo algún tipo de acuerdos.  Como suele ocurrir. Empero, ¿va a haber chivos expiatorios? Ojalá que no.

¿Qué vamos a aprender de lo que está ocurriendo?  Ojalá que bastante.

Hay quienes creen que el trato dado a los empresarios viola el principio de igualdad de todos ante la ley y que el mismo trato se les debería dar a otros acusados de delitos que no son crímenes.  Opino que es posiblee y se puede cuestionar si la CICIG y el MP tienen facultades para dispensar este trato; pero -all things considered- de ninguna manera debe aplicarse a funcionarios, ni a políticos cuyo mandato era velar por el cumplimiento de la ley y por la buena administración de los dineros tomados de los tributarios.  Estos funcionarios y políticos violaron la confianza de quienes les dieron el mandato.  No cometieron errores de juicio en circunstancias apremiantes; sino que consciente y muchas veces sostenidamente traicionaron aquella confianza. Sin olvidar, siempre y eso sí, los principios básicos de la administración de justicia, en el supuesto de que es justicia, y no venganza, lo que se busca. Además sería incontitucional.

Como dice la canción: Yo no se mañana; pero me voy a la cama con un pensamiento de Ayn Rand:. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos, o difusos eso obra en ventaja del lado irracional.

La foto es de Prensa Libre.

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