Dormíte vieja es el nombre que conozco de esta hierba sensible al tacto. Su gracia es que se cierra o se duerme cuando uno la toca y de ahí aquel nombre.
Este ejemplar de Mimosa púdica lo encontré en Chuwa nim abaj donde abunda; pero la primera vez que vi de estas fue cuando tenía unos dos, o tres años de edad y vivía en Costa Rica con mis padres. Vivíamos en un campo y había muchas de estas hierbas. Recuerdo que me gustaba tocarlas con un palito y me maravillaba -como me maravillo ahora- cuando, según lo que me explicaba mi tía abuela, La Mamita, se dormían. Lo hacen, por cierto, para protegerse del calor y no perder agua, y para protegerse del viento.
Siempre que ando en el campo las busco y siempre que las encuentro me alegran.