Era tan evidente y nadie se daba cuenta…lo que faltaba para acabar con la pobreza era un gabinete bien específico…pero así específico y una alianza para la prosperidad. Por eso la Presidencia de la República creo el Gabinete Específico del Plan Alianza para la Prosperidad. Como dice mi cuata Mary, lo que hace falta ahora es un ministerio de la felicidad y de la buena suerte; o como dice mi cuate, Rudy: el gabinete de los buscadores de rentas parasitarias.
Su misión…a diferencia de el otro gabinete, es cumplir con los objetivos y funciones de coordinación, diseño, gestión y planificación de las políticas públicas y para la discusión y formulación de propuestas en fin de lograr los resultados previstos en los planes del Gobierno. Su objetivo es coordinar el diseño y gestión de las políticas y acciones orientadas a la generación de las condiciones económicas y sociales, que impulse el arraigo de poblaciones con alta vocación migratoria. La Presidencia decidió que este gabinete tenga una duración de cuatro años.
Eso si; si lo que va a hacer el nuevo gabinete específico es diseñar, gestionar y planificar políticas propias del estado benefactor mercantilista; esas políticas estatistas e intervencionistas que son fabricantes de miseria aquí y en la Cochinchina, estamos aliviados. Si lo que va a hacer el gabinete específico es cordinar acciones que colectivistas y asistencialistas de todo tipo que le den falsas esperanzas a la gente, estamos aliviados. Todo eso va a ser la misma chorrada de siempre a precios de 2017.
Cosa distinta será si, por ejemplo, el nuevo gabinete específico hace realidad la eliminación de las aduanas, los aranceles y las barreras no arancelarias; la flexibilización radical del mercado laboral y la eliminación del impuesto sobre los rendimientos del capital. ¿Por qué habría de hacer todo esto? Para facilitar las inversiones productivas y la creación de riqueza, así como la de más y mejores empleos de modo que la gente pueda trabajar y vivir dignamente. Claro que el gabinete específico debería promover el respeto a la ley, la lucha contra la impunidad y la corrupción; así como fortalecer la seguridad y la justicia, y la seguridad jurídica.
¿Cuál de los dos caminos crees que vaya a tomar la cosa?
La foto es de Prensa Libre.
Cuatro años lo dudo, por lo general se quedan para siempre.
El ejecutivo debiera centrarse en certeza jurídica a las inversiones actuales y futuras, y el judicial meditar sus resoluciones y apegarse a derecho y no a caprichos de oenegeros o lo políticamente correcto.