Los tamalitos de Cambray guatemaltecos son dulces; y mi tía abuela, la Mamita, hacía los más deliciosos de este lado de la Vía Láctea. El de sus tamalitos de Cambray es uno de los sabores de mi niñez que tengo grabados en mi memoria.
La última vez que hizo fue en 1976 cuando, como consecuencia del terremoto, pasó una temporada en casa de mis padres junto con mi abuelita Juanita. Por cierto que hoy se cumplen 41 años desde aquel fenómeno telúrico. Recuerdo muy bien lo alegre que era hacer las bolitas cuando la masa de crema de trigo, cuando esta era colocada en los dobladores de tusas. Recuerdo muy bien la ilusión con la que los comíamos fríos, porque a mí me gusta comerlos fríos. .
Esta semana mi hermano, Juan Carlos, hizo tamalitos de Cambray y, cuando el primer bocado inundó mi paladar y mi sentido del olfato, viajé en el tiempo.