Si uno vive suficiente, ve portentos. Uno de ellos es que los gobiernos de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, por medio de esa organización, acaban de advertir contra los perjuicios del proteccionismo y acaban de defender la globalización y la apertura comercial.
¿Viste? Aquella comunidad, hija de la Cumbre de Río, de 2010, y que en otros foros -a la sombra de la Comisión Económica para América Latina y las ideas de Raúl Prebish, de los años 50 al 70- ha dedicado años, toneladas de papel y millones de dólares de dinero de sus tributarios a defender el proteccionismo, a luchar contra la globalización y a criticar el imperialismo gringo, ahora reclama libertad de comercio y más participación de los Estados Unidos de América en sus vidas.
Son como los socialistas chapines que, luego de décadas de desgalillarse al grito de Yankees go home!, ahora se sienten como pájaros sin nido ante la sóla posibilidad de que el gigante del norte les cierre sus puertas a sus demandas.
Es un portento que los otrora defensores del Muro de Berlín -y se hacen los locos con el muro de Clinton- ahora clamen contra el muro de Trump. Es un portento que los que antaño clamaban al cielo contra la globalización, ahora reclamen el comercio libre. Es un portento que los que antes repetían eslogans nacionalistas, ahora abjuren de esa ideología perversa.
Yankees go home pero Robinson “estey plis”, nunca dejarán de sorprender con su doble moral