Con la derrota de Hillary Clinton durante la jornada electoral de ayer en los Estados Unidos de América, la serie de rechazos que ha recibido el socialismo en el mundo se elevó una rayita más.
Hace poco el socialismo recibió un golpe duro en Colombia, cuando los votantes le dijeron No a las negociaciones con la narcoguerrilla conocida como FARC; poco antes, en el Reino Unido, los votantes le dijeron adiós a la burocracia estatizante de la Unión Europea. El socialismo perdió Argentina, Brasil y Perú. Ahora perdió los Estados Unidos de América y aunque se afianzó en Nicaragua, aquí en Guatemala Sandra Torres se quedó silbando en la loma y la exguerrilla ni siquiera aparece en el radar.
Por supuesto que no celebro la victoria de Donald Trump, ni la de su populismo conservador y nacionalista ya que no dejo de escuchar la voz de Ayn Rand cuando dijo: If anyone destroys this country it will be the conservative because they do not know how to explain capitalism and they are altruists. Friedrich A. Hayek lo advirtió desde otra perspectiva: Lo que me molesta del conservador es su oscurantismo; y su nacionalismo patriotero. Esto está en ¿Por qué no soy conservador?, en Los fundamentos de la libertad. Ludwig von Mises, a su vez, advirtió: The essence of an individual’s freedom is the opportunity to deviate from traditional ways of thinking and of doing things.
Con todo y todo hay algunos hechos que vale la pena destacar; por ejemplo que no deja de ser sano que, al frente de los Estados Unidos de América haya un presidente que entiende que Taxation is theft.
De poco sirvió que Lady Gaga fuera a protestar frente a la Trump Tower; y de poco sirvió la formidable coalición de artistas, celebridades, pseudo intelectuales, analistas, comentaristas, periodistas, medios de comunicación, organizaciones internacionales contra el ahora presidente electo. ¿Es posible que en el siglo XXI, aquellas fuerzas que eran relevantes en los siglos XIX y XX ya no puedan competir con los mandantes empoderados en redes sociales?
El valor y el poder de las encuestas también ha quedado mal parado. Los gurús de la bola de cristal no le atinaron en el Brexit y no le atinaron en el referendum en Colombia y no le atinaron ahora. Las encuestas que surgieron como formas de entender la realidad, ¿se convirtieron en instrumentos para fabricarla? Y si fue así, ¿ahora son instrumentos anacrónicos?
La elección de Donald Trump y la de mayorías republicanas en el Senado y en la Cámara de Representantes, así como en las gobernaciones será una prueba dura para el sistema de pesos y contrapesos que caracteríza a la gran república del Norte y para sus instituciones. Lo que está ocurriendo ahora es un experimento fascinante del cual deberíamos aprender algo. Desde la perspectiva latinoamericana (y especialmente guatemalteca) en la que los presidentes pueden ser dueños de los partidos que los llevan al poder, es dificil entender el hecho de que un Presidente sea del partido X, y el partido X tenga mayorías parlamentarias, no quiere decir que haya comunidad de valores, y mucho menos una unidad granítica. Está claro que, en los EUA, muchos republicanos le negaron su apoyo a Trump, y no está claro que en el futuro los republicanos apoyen al Presidente en todas las iniciativas.
Pareciera que está claro, también, que para el votante promedio de los EE.UU. el tema económico es lo más, más importante: It´s the economy, stupid; porque la economía es lo que más se relaciona con la vida diaria y las necesidades inmediatas de la gente. Ocho años de economía demócrata y ocho años de la economía de Obama desilusionaron a la gente.
Donald Trump leyó y entendió qué quiere la mayoría de la gente y cosechó el rechazo al establishment que es evidente no sólo en su país sino en todo el mundo. Mercantilista y todo, Trump no es el candidato del establishment como la izquierda quiere hacerlo parecer. Para muestra, un botón: el discurso del presidente electo es antiglobalización.
Algunos ven con buenos ojos que Donald Trump vaya a tener la facultad de nombrar jueces para la Corte Surpema de Justicia; pero a mí esa perspectiva no me ilusiona por las razones que explicaron Rand, Mises y Hayek.
Por lo pronto, ¡Ah, como me hubiera gustado ser una mosca en la pared cuando los semilleros, Todd Robinson, Yazmín, Claudia, un montón de oenegeros y un montón de comentaristas y analistas cuando confirmaron que Hillary Clinton no sería presidenta! Basados en encuestas y en sus propios deseos, ¿quién de ellos no soñaba con carta blanca para un nation building socialist style para Guatemala, con el 100% de la bendición de Washington, D.C.?
Dicho lo anterior, tampoco hay que pasarse de optimista. Voy a apostar a que la guerra perdida contra las drogas va a continuar y a que también va a continuar cierto intervencionismo activista. Sin embargo Trump acaba de decir: Vamos a dejar de tratar de construir democracias extranjeras, derrocar regímenes e intervenir imprudentemente en situaciones donde no tenemos derecho de estar. Hace años, Manuel F. Ayau le preguntó al presidente Ronald Reagan que por qué es que él no había podido cambiar sustancialmente la política exterior de su país con Guatemala (especialmente la originada en tiempos de Jimmy Carter en apoyo de los proyectos de la guerrilla). Reagan le contestó algo así como que el Departamento de Estado era una burocrácia muy poderosa que tenía dinámicas propias y muy cerradas. Y claro, Reagan estaba ocupado con el desplome del socialismo real y otros asuntos de igual gravedad, quién sabe cuánto tiempo tenía para ocuparse de asuntos menores.
¿Te preocupan las deportaciones? A mí también…pero que no se nos olvide que el presidente cuya administración ha devuelto más chapines es la del demócrata y progresista Barack Obama. Más que George W. Bush, más que Bill Clinton. ¡Un total de 210 mil 745! ¿Has visto a los socialistas quejarse de eso? Y en el fondo el problema no es que Trump quiera construir un muro; sino que los gobiernos latinoamericanos sigan siendo fabricantes de miseria y la gente guiera irse. ¿Ves a los socialistas quejarse por esto? Te preocupa el muro…¡Ups!, si ya hay uno, que puso Bill Clinton.
Claro que yo hubiera preferido que el ganador de las elecciones de ayer fuera Gary Johnson; pero Donald Trump es lo que hay y por ahora lo importante es que Hillary no es Presidenta. ¿Cuál será el mayor reto de la administración Trump? Evitar que crezca el legado de Bernie Sanders. En 1956, Ludwig von Mises advirtió que fueron los conservadores los que llevaron el socialismo a la Gran Bretaña; y ese error no debe volver a ser cometido de nuevo y menos de este lado del Océano Atlántico. En todo caso que prevalezcan en los EUA los ideales republicanos de Jefferson, Adams, Mason, Franklin, Hamilton, Jay y Washington.
Ilustración por Desconocido [Public domain undefined Public domain], undefined.
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