Cuando yo era niño, quizás en Tercer grado de Primaria, vi por primera vez un cartél con las fotografías de los presidentes de Guatemala. Ha de ser triste, tristísimo, llegar a ocupar un puesto en ese cartél y no ser muy diferente a Portillo, Berger, Colom y Pérez (sólo para mencionar a los presidentes del montón en el siglo XXI). Por eso no me extrañó que J. Morales rompiera en llanto el miércoles pasado.
Luego de decir que no subiría los impuestos, frente a J. E. Valdizán y a miles y miles de televidentes –durante la campaña electoral– Morales decidió promover una puñalada tributaria contra los chapines; tal y como lo hicieron sus predecesores, sin antes erradicar, del presupuesto las fuentes de corrupción como privilegios y canonjías; ni el desperdicio, ni el clientelismo.
Uno de los promotores del tributarismo recién dijo: Hay que reconocer que la caída del precio del petróleo abrió cierto margen para aumentar el impuesto aplicable a combustible; y, ¿qué quiere decir eso? Que para los tributaristas y para los pipolodermos no está bien que las familias guatemaltecas aprovechen que los combustibles están baratos, que está mal que los chapines ahorren lo que no gastan en combustibles y que los pobres no tienen derecho a beneficiarse cuando bajan los precios de los productos. Cuando hay margen para encarecer los bienes, los pipoldermos se sienten moralmente autorizados para elevar los impuestos y castigar a los más vulnerables.
El Presidente debería llorar por eso, en vez de gimotear porque la carga del trabajo que buscó con codicia -y obtuvo por casualidad- es pesada. Debería plañir porque será recordado como Don Toribio, o Doña Ciriaca que eran marionetas; en su caso de los tributaristas y de la comunidad internacional. Mañana a las 3:00 PM estaré en la Plaza de la Constitución con la esperanza de ayudar a detener la puñalada tributaria. No te olvides de que, si por ejemplo hay dinero para pagarles los privilegios a Joviel y a otros que viven del Presupuesto del estado, eso quiere decir que sobran los recursos; pero que son mal administrados. ¡Mientras haya privilegios, no más impuestos!
Columna publicada en elPeriódico.
Estoy de acuerdo.mientras todos los funcionarios públicos hacen dinero con sus sueldos y bonos q no se de donde se lis imventan, aparte de lo q se roban.ESTO TIENE Q CAMBIAR.NO MAS RATAS EN EN EL PODER.Y NO MAS SINDICATIS.EMPEZANDO POR JOVIEL.q se esta cargando en la educación nacional.