Ayer, por casualidad, me topé con el Bolero, de Maurice Ravel; y había olvidado lo hermoso que es. Y por eso se los comparto; para recordárselos a quienes lo han olvidado y presentárselos a quienes no lo conocían.
Del Bolero siempre me fascinó lo repetitivo de su melodía, que no cambia sino por efectos orquestales paralelos y que va creciendo, creciendo y creciendo hasta estallar. Cuando yo era niño me gustaba mucho ese crescendo; pero el final me incomodaba. Y todavía me incomoda.
Por cierto…de esas cosas que uno recuerda y no sabe por qué…una tarde estaba escuchando a mi tío Freddy practicar guitarra. Yo debo haber estado en Primer grado de primaria, o algo así. Y cuando le pregunté que qué música era esa, me contestó: es un bolero. No era el Bolero, de Ravel, sino un bolero hispanoamericano cuya melodía no recuerdo. Pero se me quedó la palabra que oí por primera vez en aquella ocasión.
De vuelta a nuestro Bolero, ¿no te encanta ese inicio con el tambor? ¿No te encantan cómo van participando -poco a poco- la flauta, el clarinete, el oboe y el fagot? ¡El el rol delicado de las cuerdas y el arpa!
Ojalá lo disfrutes como lo disfruto.
…Ah, y el Bolero, de Ravel no debe ser confundido con El bolero de Raquel, una peli de Cantinflas.