Desde que soy niño me gusta mucho el Museo de Santiago en la ciudad de Antigua Guatemala. La primera vez que lo visité iba con mi padre y quedé invitado para regresar, regresar, y regresar…a pesar de que en realidad es muy modesto.
La última vez que lo vi estaba en su locación original, en el edificio del Ayuntamiento; pero no se cuando lo trasladaron al recién restaurado Palacio de los Capitanes Generales. Hoy pasé por ahí y me dieron ganas de dar una vuelta rápida para ver cómo había quedado. Al llegar a la puerta saqué un billete de Q50 (que era lo único que llevaba en mi billetera), la persona encargada de la entrada me preguntó si tenía un billete menor, porque la entrada era de Q5 (US$0.64) y ella no tenía cambio.
Como yo no tenía otro billete, ni estaba para ir a buscar sencillo, me quedé sin entrar. Lo que voy a decir ahora no es por mi…yo iba a entrar rapidito y ya conozco la colección. No vengo de lejos y francamente no necesitaba entrar. Me hubiera gustado entrar; pero me daba igual entrar, o no. Por US$ 0.64, ¿qué les costaba dejarme pasar como cortesía? Repito que no porque fuera yo; sino por simple cortesía, para que el visitante potencial (quien quiera que fuera) se llevara un recuerdo agradable; para que no fuera a contar que sólo porque unos burócratas no tenían cambio para un billete de Q50 y por US$0.64 no pudo ver una parte de la historia de La Antigua y de Centroamérica. ¿Es que no preveén que alguien, ¡alguien!, podría llegar con un billete de Q50, o uno de Q100, o uno de Q200? ¿Qué tiene que pasar para que abran la tienda sin tener vuelto? ¿De verdad vale la la pena no dejar entrar a alguien por sólo US$ 0.64? Yo regresaré cualquier día con mis Q5 para entrar; pero ¿y si viniera de lejos, digamos de Huehuetenango, o de Chiquimula?
Sospecho que aquello es posible sólo porque se trata de un museo estatal, que es pagado con dinero tomado de los tributarios y donde es más importante el poder de dejar entrar, o no, que la posibilidad de que un visitante (quien quiera que sea) se vaya contento y agradecido.