¿Cómo es que dice la regla de oro? “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti.” De eso me acordé cuando leí que casi cinco mil cubanos que huyen de los Castro no pueden pasar por Guatemala hacia los Estados Unidos.
Con algo de razón la administración de A. Maldonado ha dicho que no puede recibir a los refugiados si no se tiene certeza de que serán recibidos por México. Y ha puesto otras excusas: que no puede garantizar la seguridad de los migrantes; que no puede pagar los gastos de la movilización en el país y que si patatín y patatán.
El caso llama la atención porque los cubanos no sólo huyen de la miseria (como podrían huir chapines y mexicanos), sino que huyen de un régimen moralmente perverso, de una tiranía colectivista y totalitaria que ni siquiera podemos imaginar. El caso es que el paso de los chapines por México puede ser un infierno espantoso y el paso de mexicanos y guatemaltecos por el desierto rumbo al sueño americano puede ser una trampa mortal que incluye ser cazados como animales; hambre y sed; ser abandonados al sol calcinante y posibilidades como asaltos, violaciones y quién sabe qué mas.
Uno podría pensar que tanto las administraciones guatemalteca, como mexicana, así como la opinión pública en ambos países podría ser más sensible frente al drama de los cubanos. Pero no es así. Tal vez es cierto que no hay peor cuña que la del mismo palo. Tal vez es cierto que no deja de ser una hipocresía enorme esa de –en el caso de los chapines– ir a México y a los EE.UU. a reclamar trato humanitario para “nuestros” migrantes; pero actuar de forma mezquina e inhumana cuando se trata de asiáticos, sudamericanos, o caribeños que tratan de pasar por Guatemala en persecución de un sueño de libertad y de prosperidad. ¡Como si ese no fuera el sueño de miles y miles de compatriotas (y mexicanos) que emprenden el mismo camino!
Aquí y en todas partes el problema de los migrantes es complejo; pero es un problema humano. Debe tratarse con carácter humanitario, sobre todo si –con sinceridad– quisiéramos que nuestros migrantes recibieran un trato digno más allá del Suchiate y más allá del Río Grande.
Columna publicada en elPeriódico; y la ilustración la tomé de Cubanet.
Excelente artículo! Muy cierto y oportuno.
Slds.
Cómo puedo contactar a Luis?
Slds,
J. Senn
Yo siempre lo digo, cuando expulsan a extrangeros (chinos, ecuatorianos, hondureños o rusas que vendían sus encantos) lo pintan como un gran logro, y muchos lo aplauden, pero si es en el norte con nuestros compatriotas es una crueldad, “están trbajando” “no son criminales” “buscan un mejor futuro”, y los que expulsaron de aquí no hacían lo mismo?