Todos estos alborotos en los que vivimos desde abril pasado y la elecciones nos han distraído de otras cosas importantes; del Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado, por ejemplo.
El Ministerio de Finanzas de la administración Pérez/Baldetti le presentó al Congreso un presupuesto de Q72.4 millardos. Pero el monto no es lo peor. La administración que hubo que sacar a sombrerazos dejó un déficit de millones de quetzales y el presupuesto que está en manos del legislativo está desfinanciado. Los gasos subieron y subieron aún a sabiendas de que los ingresos serán insuficientes. El castigo tributario contra los mandantes es insuficiente y se ha acudido de forma obscena al endeudamiento. Países como Belice, Puerto Rico y Grecia empezaron así el infierno financiero que los ahoga.
En el presupuesto docenas y docenas de intereses privilegiados reciben asignaciones; mientras que al Organismo Judicial, a la Policía Nacional Civil y al Ministerio Público se le pichicatéan los recursos. Muchas de aquellas asignaciones son para clientes, socios, parientes, compadres, amantes, y otros beneficiados que -cuando no los llevan directamente a sus bolsillos- ni siquieran tienen idea de cómo administrarlos.
Los políticos y funcionarios que elaboran, presentan y aprueban el Presupuesto están tocándole los huevos al toro. Están viendo lo que ha ocurrido desde abril, han visto las manifestaciones en la Plaza de la Constitución y lo que ocurrió el 6 de septiembre y como si nada. Han de creer que ellos están a salvo; pero…¿y si no?
Los tributarios ya se dieron cuenta de que si no fuera por la corrupción -y por los privilegios en el Presupuesto- los impuestos que pagan serían más que suficientes. ¿Y si los tributarios se dan cuenta de cómo los siguen robando y robando? ¿Y si los tributarios se enojan de verdad ante el saqueo y la expoliación? ¿Y si los tributarios se avivan?
Aquellos lectores que hacen un presupuesto para sus finanzas domésticas saben que la utilidad de este es que permite ordenar, priorizar y racionalizar los gastos y las inversiones; y que evita cometer excesos que luego hay que pagar. Saben que el presupuesto doméstico es útil sí, y sólo sí se ajusta a la realidad. Saben que un presupuesto irreal es un engaño peligroso para la salud financiera de la familia. ¿Por qué aceptan el desorden, la irracionalidad, los excesos, la falsedad y el engaño cuando se trata del dinero que les han quitado los pipoldermos?
…y si los tributarios se avivaran y no pagaran sus impuestos, los USUARIOS serían los “jodidos”!!! La cosa está mas complicada que un paraguas que no “se abre” cuando caen los “tamalazos” de agua!!!!