El estatismo en picada

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El malestar social que vive Brasil por la crisis económica y los escándalos de corrupción que salen a luz a diario se vivió el domingo pasado por tercera vez en este año, en 150 ciudades brasileñas. Miles de personas mayoritariamente de la clase media,  salieron a las calles para protestar contra el gobierno de la exguerrillera Dilma Rousseff y su Partido de los Trabajadores. Los manifestantes gritaban “¡Fuera Dilma!”, “¡Fuera Lula!” y “¡Fuera PT!”.  Lula es Luiz Inacio da Silva, el exdirigente sindical que precediera a Rousseff en la presidencia.

La presidenta socialista chilena Michelle Bachelet le atribuyó el desplome de su popularidad a los recientes casos de corrupción que salpican tanto a su gobierno como a la oposición. Afirmó que la desconfianza que se ha generado entre la población hacia los líderes políticos afectó su popularidad, que ha caído en picada y alcanzado niveles inéditos de desaprobación del 70% según sondeos.

La aprobación del gobierno de Cristina Kirchner, la evaluación de su política económica, las garantías de libertad de prensa y la lucha contra la corrupción son materias en las que, hacia el final de su mandato la Presidenta de Argentina no obtiene un buen desempeño. Así lo indica una encuesta de la consultora Ipsos en la que la presidenta peronista se ubica en los últimos lugares de los rankings de presidentes latinoamericanos en esas cuestiones.

Según el estudio realizado entre formadores de opinión de la región, la Presidenta está entre los jefes de Estado con peor evaluación, acompañada de los mandatarios más cuestionados por tener actitudes autoritarias, como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; el de Ecuador, Rafael Correa, y el de Cuba, Raúl Castro, todos ellos socialistas.

Luego de décadas de socialismo y de negarse consistentemente a desmantelar el estado benefactor, el gobierno griego hizo oficial la venta de 14 aeropuertos regionales a una empresa alemana Los aeropuertos vendidos se dividen en tres en la península y once en islas altamente turísticas como Corfu, Mykonos y Santorini.

Después de años de relativa calma, Ecuador volvió a un estado de agitación permanente con cierres de rutas y protestas indígenas contra el presidente Rafael Correa, que en una semana dejan casi 100 heridos y decenas de detenidos. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador hizo  sentir su fuerza.  En las carreteras, obstruidas con piedras enormes y árboles talados, indígenas enfurecidos enfrentan a policías y militares que a punta de gases lacrimógenos y escudos protectores buscan despejarlas. En ciudades como Quito las marchas diarias se multiplican, unas más concurridas que otras.

La gente sale a las calles a protestar contra la corrupción y contra los políticos corruptos que ha llevado al poder para que, recordando a Fréderic Bastiat, en nombre del egoísmo falto de inteligencia y la falsa filantropía expolie legalmente a unos para darles a otros.  La gente sale a las calles y reniega de los políticos corruptos que llevó al poder para que regulen el trabajo y el ambiente, controlen las telecomunicaciones, la energía eléctrica y toda clase de servicios, decidan quién puede producir e intercambiar en qué condiciones, con quiénes, cuándo y a cuánto.  La gente sale a las calles y repudia a los políticos que elgió para que controlen la educación, la salud, la moneda, la inforamción, la vivienda, el ahorro, la agricultura, la industria, la banca, el transporte, las vidas privadas de las personas y todo lo que se pueda y se deje.  ¿No te parece un disparate que la gente les de todo el poder a los políticos y sus funcionarios y al mismo tiempo quiera que no sean corruptos y que no abusen de aquel poder?

Está claro que se puede escapar a la realidad por algún tiempo; pero no es posible escapar a las consecuencias de hacerlo.  ¿Y los chapines? repitiendo como loros y adulando al expresidente uruguayo y ex tupamaro José Mujica que vino a Guatemala a repartir atol con el dedo para todo aquel que tuviera la necesidad de saborearlo. Pareciera ser que todo es cuestión de andar en un escarabajo, y tienes a muchos chapines comiendo de tu mano.  Tal vez es que, parafraseando a Mark Twain: para el fin del mundo quiero estar en Guatemala, porque ahí las cosas ocurren 20 años despúés.

La ilustración la tomé de Facebook.

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