En Guatemala hay 542 especies de hormigas, incluidas las del género Atta cuyas hembras preñadas son conocidas como zompopos de mayo y son deliciosas asadas. De eso me acordé ahora que leí que la universidad de Hong Kong presentó Antmaps que es el primer mapa de la repartición mundial de las hormigas, una iniciativa que busca conocer mejor el universo de aquellos insectos.
El mapa es interactivo, en colores y consultable en línea, e informa sobre dónde se encuentran unas 15.000 especies de hormigas.
La conversación que ilustra esta entrada es con Klauss Jaffe acerca de lo que los estudiosos del fenómeno social podemos aprender de las hormigas. El doctor Jaffe es autor de El mundo de las hormigas y profesor de la Universidad Simón Bolívar e investigador por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Ha realizado investigaciones en neuroquímica, fisiología del comportamiento, eco-etología de los insectos sociales y etología humana.
Desde el punto de vista de las sociedades los organismos que más tienen que enseñarnos en el planeta sobre cómo es que evolucionan las sociedades y qué posibilidades hay entre ellas y qué diferencias hay entre ellas son las hormigas, las termitas y las abejas, que son los organismos más sociales en la tierra, explico Klaus.
La evolución de las sociedades de hormigas tienen unos 300, ó 400 millones de años y se han diversificado mucho. Hay hormigas ganaderas, agrícolas, y hasta tecnológicas que usan fermentación bacteriana para sobrevivir. Estos insectos son especializados.
En la conversación Jaffe aludió a la evolución hacia más controles y menos libertad individual; y al revés. En las sociedades tenemos la dicotomía entre las partes que la componen y el total, y eso es fabuloso estudiarlo en las hormigas. Explicó que las sociedades se basan en la división del trabajo, según lo describió Adam Smith. Hizo referncia al balance entre la libertad individual y la cohesión social; y a que hay óptimos de integración social que son diferentes en cada circunstancia.
Klaus Jaffe se refirió a las diferencias entre normas y derecho, a los instintos, al gregarismo, a la capacidad de adaptación al ambiente y a otros fenómenos sociales que se pueden estudiar por medio de las hormigas.
Jaffe advirtió que sociedades bien estructuradas, como las de las abejas, se basan en reglas muy simples que funcionan y que todos acatan y eso hace que sean muy coherentes; y al hecho de que las sociedades menos cohesionadas son más resilentes.