Hubo siempre y habrá contrabandistas/ que al gobierno defrauden sus caudales,/ a pesar de los guardas, de los vistas,/ los administradores, los fiscales;/ inútilmente los economistas/ con su ciencia y sus fórmulas legales/ el medio de evitarlo van buscando:/ ¡Mientras más leyes hay, más contrabando!
Los anteriores son versos de José Batres Montúfar, que murió en 1844 y a quien seguramente recuerdas por Yo pienso en ti. Ya entonces, él sabía lo que parece ignorarse ahora: que las causas de la corrupción en las aduanas son su existencia misma, y las leyes que obstaculizan el comercio. La corrupción, y esto no debería sorprender a nadie, tiene sus raíces en la arbitrariedad propia de la legislación aduanera, en las barreras no arancelarias y en los contingentes de importación.
Entendido lo anterior, ¿cuál es el remedio para acabar con la corrupción en aduanas? La solución de fondo nos la da el poeta: a la dificultad hallo la enmienda;/ y la quiero callar con el objeto/ de colocarme al frente de la hacienda:/ cuando la obtenga se sabrá el secreto,/ que, en reserva, sin tropas y sin balas/ consiste en suprimir las alcabalas.
El fracaso de la SAT y del sistema de aduanas nos presenta la oportunidad perfecta para dejar de hacer lo mismo de siempre y esperar resultados distintos: no hay que dejar pasar esta ocasión para cerrar las aduanas y eliminar los aranceles. Esto no sólo acabaría con las fuentes de corrupción, sino que traería prosperidad porque, por medio de los precios más bajos para productos importados se mejoraría la calidad de vida de las personas y –para quienes se espantan de sólo pensar en una sociedad sin coerción, ni privilegios– mejoraría los ingresos para los políticos por medio de un IVA que debería ser universal [Esto es un sarcasmo, para los que necesitan que se les expliquen estas cosas].
¿No puedes imaginar una sociedad en la que sea abolida la facultad de los políticos para tomar dinero ajeno por la fuerza y redistribuirlo? ¿Qué tal un arancel único de x%? Ello y la eliminación de barreras no arancelarias y los contingentes eliminaría la arbitrariedad que es el caldo de cultivo perfecto para la corrupción. ¿Qué tal si no desperdiciamos la oportunidad?
Columna publicada en El periódico.
La ilustración la tomé de Facebook.
Lo que usted menciona es muy cierto, mientras más leyes, más impuestos y con altas tasas existan, así como trámites engorrosos para el pago de los mismos, siempre, siempre habrá defraudación, contrabando y corrupción; esto es algo que los políticos no entienden, ellos solo piensan en meter la mano en el bolsillo a los tributarios para robar, tal y como lo demuestra la ilustración, si se disiente de su opinión le dan una patada. Lo quieren es más, para calmar su voracidad.