Cuando ocurra el próximo terremoto –como el del 4 de febrero de 1976–, ¿estás preparado? Hoy, que se cumple 39 años que aquel terremoto actualicé mi kit: carpa y bolsa de dormir, mudada de ropa, agua, baterías, linterna, latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda, antigripal, antialérgico, analgésico, antidiarréico, otras medicinas, vodka, navaja y algo de dinero. ¿Y tú?
Las siguientes son recomendaciones del Estado del aspecto geológico en el diagnóstico de la prevención de desastres por terremotos en Guatemala, por Sam Bonis, del Dartmouth College:
– Nos encaminamos a otra catástrofe porque los terremotos se repiten.
– La dimensión del desastre depende completamente de las acciones, o falta de acción de los humanos.
– Hay sistemas de fallas capaces de generar terremotos desastrosos en Guatemala: el Motagua-Polochic; el Pacífico; los de Mixco y Santa Catarina Pinula-Palencia y Jalpatagua.
– En el valle de Guatemala abundan fallas jóvenes que no se movieron en 1976 y están sujetas a desplazamientos.
– Para sorpresa de nadie, en 1976 hubo mucha destrucción y muerte en los barrancos. Se culpó a las fallas; pero en realidad las únicas fallas fueron de juicio, ética y responsabilidad al construir, o permitir construir en condiciones topográficas precarias.
– Preocupa la urbanización del borde oriental del valle. Por razones desconocidas esa área no se movió en el 76 y es de esperar que el sistema de fallas que hay ahí se active en algún terremoto futuro.
– En esa área hay elementos de inestabilidad propios de una zona de fallas. Taludes pronunciados, cosas fracturadas y alteradas y filtraciones de agua, entre otros.
– La condición socioeconómica de los pobladores expuestos a deslizamientos en los barrancos subraya que un terremoto es un desastre social complejo.
La foto es de la línea férrea en Gualán, Zacapa, luego del terremoto de 1976. Fue publicada en Fotos Antiguas de Guatemala.