Este año el arbolito de Navidad, en mi casa, tiene una novedad: un adorno de La rebelión de Atlas, o Atlas Shrugged. Es tradición que cada año le agreguemos un adorno nuevo y este vino tarde en 2013 así que es hasta ahora que alegra nuestras fiestas de fin de año.
Desde que era niño me encantan los arbolitos de esta temporada. Me gustan las luces, los adornos y sobre todo el aroma. Sobre todo el aroma de los pinabetes mezclado con el de las manzanillas.
El pinabete y las manzanillas me dicen: Esta es tu casa.
El pinabete y las manzanillas me invitan a agradecer todo lo bueno que me rodea y, sobre todo, a agradecer todas las personas buenas que me enriquecen mi vida. Me invitan a agradecer el amor, el cariño y los cuidados de quien comparte mi camino.
En casa el arbolito, sus aromas, sus luces y sus decoraciones nos recuerdan el mensaje de la estas fechas: Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Y también simbolizan la alegría de que podemos reunirnos a su alrededor y celebrar.
Como todos los años, desde hace añales, gracias a doña Mireya, don Ronald y al Rafa -que los cultivan en las montañas de Tecpán y al amparo de la neblina tan característica de allá- tenemos un árbol hermoso, aromático y con mucha personalidad que nos llena de magia y de alegría la casa. Ese arbolito me trae recuerdos maravillosos de decenas de alegres festejos, y promete muchos más; y si quieres tu pinabete, los hay galanes en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496. ¿Sabes que el nombre científico de estos pinabetes es Abbies guatemalensis?