Está claro que hemos aprendido poco desde el gran terremoto de 1976 y está claro que la dimensión del desastre depende completamente de las acciones, o falta de acción, de los humanos.
Después del recordatorio sísmico de ayer, es se hace más evidente que todos, en la medida de lo posible, conociéramos y adaptáramos algún tipo de protocolo en caso de un terremoto.
Hoy en la noche actualizaré mi kit de terremoto: este es una mochila con una mudada de ropa, baterías, una linterna, un par de botellas de agua, sendas latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda,, antigripal, antialérgico, analgésico, antidiarréico, fósforos, vodka y algo de dinero. También una carpa y una bolsa de dormir.
Mi kit tiene su orígen en el terremoto del 76; porque durante un par de años dormí con mi linterna a mano y con mi ropa hecha un taco, para que fuera fácil agarrarla en caso de emergencia.