El capitalismo clientelista o amiguista es un término que describe una economía supuestamente capitalista en que el éxito en los negocios depende de una estrecha relación entre los empresarios y los funcionarios gubernamentales. Entre sus expresiones, se puede mencionar favoritismo en la distribución de permisos legales, subvenciones del gobierno e impositivos especiales, por ejemplo. Se cree que el capitalismo clientelista surge cuando el clientelismo político se mezcla en el mundo empresarial; cuando las amistades interesadas y los lazos familiares entre empresarios y políticos influyen en la economía y sociedad en la medida que corrompe a los sectores públicos en los ideales económicos y políticos, Wikipedia dixit.
Se denomina mercantilismo a un conjunto de ideas políticas o ideas económicas de gran pragmatismo que se desarrollaron en Europa. Se caracterizó por una fuerte intervención del estado en la economía coincidente con el desarrollo del absolutismo monárquico. Consistió en una serie de medidas que se centraron en tres ámbitos: las relaciones entre el poder político y la actividad económica; la intervención del Estado en esta última; y el control de la moneda. Así, tendieron a la regulación estatal de la economía, la unificación del mercado interno, el crecimiento población, el aumento de la producción propia -controlando recursos naturales y mercados exteriores e interiores, protegiendo la producción local contra la competencia extranjera, subsidiando empresas privadas y creando monopoliosprivilegiados-, la imposición de aranceles a los productos extranjeros y el incremento de la oferta monetaria-mediante la prohibición de exportar metales preciosos y la acuñación inflacionaria-, siempre con vistas a la multiplicación de los ingresos fiscales. Estas actuaciones tuvieron como finalidad última la formación de estados-nación lo más fuertes posible. También Wikipedia dixit.
¿Te suena la campana?
Aquello es lo que se me vino a la mente cuando leí que el,director y encargado de Asuntos de Integración de la Oficina de la Comisión Económica para América Latina, en Washington, recomendó que el empresariado y los políticos y sus funcionarios (el estado) se unan en programas conjuntos. Capitalismo clientelista y mercantilismo son las palabras que me pusieron la piel de gallina.
Yo prefiero otra cosa. Prefiero que el estado funcione como un árbitro y no como un jugador. Prefiero que de las relaciones sociales sea eliminada toda coacción arbitraria al amparo de la legislación. ¡Que sean eliminados todos los privilegios! ¿Y tu?