Antes que nada, y como muchos otros guatemaltecos, me alegro de que Roberto Barreda haya sido capturado, Barreda es señalado por la desaparición y asesinato de su esposa, Cristina Siekavizza.
Para quienes no están familiarizados con el caso, en este enlace hay una cronología; y en este hay otra.
Me alegro, también de que los hijos de aquel infortunado matrimonio estén bien y al cuidado de sus abuelos maternos. Se temía por los niños luego de de desaparecieran con el padre unas semanas después de la desaparición de la madre. Me alegro de saber que Barreda va a ser procesado judicialmente, y espero que sea un juicio justo. Paralelamente al proceso judicial ocurrirá un proceso mediático porque este es uno de los casos que más han conmovido a los guatemaltecos; pero como en otros casos, los debates mediáticos no deberían contaminar el debido proceso judicial. Esto es difícil porque quién sabe si, de no ser por la perseverancia y la participación activa de los familiares y amigos de la señora Siekavizza, y del grupo Voces por Cristina, ¿quién sabe en qué hubiera parado este asunto? Lo cierto es que este caso también es uno que ha unido a la sociedad chapina. ¿Quién no quería que apareciera Siekavviza? ¿Quién no ha temido por sus hijos? ¿Quién no deseó que Barreda fuera capturado? ¿Quién no quiere que sea juzgado…y severamente castigado si es hallado culpable?
Ni siquiera la tristeza porque México no va al mundial ha conmovido tanto a tirios y troyanos en esta tierra que duele a veces.
Junto con el asesinato de Juan Gerardi y el de Rodrigo Rosenberg, o el de los hermanos Gaytán, en La Antigua, la de Siekavizza es una de las historias más novelescas de las últimas décadas en Guatemala. Una historia de amor y de violencia intrafamiliar; una de asesinato y desapariciones; una de solidaridad y compromisos familiares y de amigos; una de intrigas misteriosas, encubrimientos y trafico de influencia. Una que involucra a niños, adultos, padres y abuelos. Una historia de poder y de perseverancia. Un que involucra violencia y lealtad. Una que implica abusos y causa repugnancia.
¿Dejará alguna moraleja la historia? Quien sabe. Tal vez alguna mujer abusada se decida a ponerle alto a la criminalidad de la que es víctima. Quizás una chica a la que sus amigos le dicen que deje a ese novio abusador deje de irse contra la razón. Ojalá y el triste caso de Siekavizza y sus hijos inspire a otras mujeres que están en situaciones similares, o están por ponerse en situaciones parecidas.
Ojalá y se haga justicia, por Cristina Siekavizza, por sus hijos, por su familia y por sus amigos que nunca la abandonaron.
Ojalá que se haga justicia y que este casó no sea manoseado por la corrupta justicia guatemalteca, así como mañosearon el caso de Ríos Mont