Desde hace años, cada último domingo de junio voy con un grupo de amigos queridos a San Juan Sacatepéquez en busca de hongos y zompopos de mayo. Este año la experiencia se elevó a la décima potencia, porque almorzamos pinol en el comedor de doña Olga. ¡Qué delicia!
El pinol es un plato ceremonial y es preparado con caldo de gallina y un recado a base de maíz. ¡Gracias a la chef Euda Morales y al programa de radio Así es la vida por esta buenísima idea!
En esta ocasión no compré zompopos; pero mi sobrino, El Ale, vino con un pequeño y valioso cargamento. Estas hormigas, que en Colombia llaman culonas, deben limpiarse bien; luego se las asa en el comal y se las adereza con mantequilla y sal. A mí me gusta comerlas en tortillas con guacamol, o con frijoles volteados. Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a estos zompopos en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que los indios y otras personas las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa.
Otra parte emocionante de esta excursión tradicional es la compra de hongos. Los más codiciados son los anacates que, desde niño, siempre han sido mis favoritos; y luego los hongos de San Juan. A estos últimos se los conoce como los hongos de los césares; y dado que se los encuentra en Europa y por aquí, no es extraño que estas maravillas fueran preferidas por las aristocracias romanas y mayas.
En la plaza y en los portales del mercado de San Juan también puede uno degustar carnes de armadillo y de iguana asadas y preparadas con salsa de tomate, delicadamente servidas en tortillas de maíz. Allá la gente siempre es muy buena y se divierte mucho por la forma en que mis amigos y yo nos gozamos de las delicias que nos ofrecen. Ah, y casi se me olvida que entre los alimentos que disfrutamos en San Juan también se hallan los mamones, frutas que no son muy conocidas en la ciudad de Guatemala y que hasta hace unos años yo creía que solo se conseguían en El Salvador.
¡Qué dicha es esto de compartir alimentos con raíces profundas en la historia y la cultura, y hacerlo con las nuevas generaciones!
Columna publicada en El periodico.
Actualización: Algunos ecohistéricos, socialistas y colectivistas creen que el futuro es comer insectos porque no deberíamos comer carne. Creen, incluso, que se debería prohibir la carne, o por lo menos ponerle impuestos tan altos que la hagan prohibitiva. Pero tu, que eres listo, puedes distinguir que no es lo mismo echarle chapulines a la naranja para tomarse un tequila, o comer una tortilla de frijoles volteados con unos cuantos zompopos, o deleiterse con unos escargots…¡Por placer!, que tener que comer bichos porque otras personas te fuerzan a hacerlo, o porque te prohiben, o te encarecen otras opciones. Una cosa es comer algo por gusto y otra no tener opción.
Qué bueno mamones!! Son muy comunes en mi país Costa Rica. Cuando era niña recuerdo que las mamás se morían de miedo porque uno se podía “ahogar” con las semillas o se manchaba la ropa, así que había que comerlos con supervisión