Cuando adviertas que para producir necesitas obtener la autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegido contra ti; cuando repares en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada. Así nos lo advirtió la filósofa y novelista Ayn Rand, autora de la novela La rebelión de Atlas.
Esa frase, que debería ponernos los pelos de punta y debería invitarnos a meditar, ¡está en la portada de la edición de hoy de El periódico!