Joseph Joey Habie era un Atlas; y no hay muchos de esos. Por eso es que cuando uno de ellos muere, todos perdemos…y perdemos mucho. El era una especie de leyenda y yo nunca lo conocí en persona; pero era imposible ignorar su existencia y sus obras.
A mí me encantaba oír cómo es que les jugaba la vuelta a los reguladores y cómo es que, a muchos mercantilistas, les daba lecciones tácitas de lo que es ser un emprendedor. Habie era un creador de riqueza; no era un destructor de ella, ni un saqueador.
El jueves pasado mi madre y mi sobrino estaban en el balcón de su casa y desde ahí vieron desplomarse el helicóptero en el que cayó Habie. Conmovidos por lo que vieron, y por la dimensión de la tragedia humana me llamaron inmeditamente para preguntarme si sabía qué es lo que había ocurrido y si sabía quiénes eran las víctimas. Lejos estábamos de saber que perdíamos a un gran guatemalteco.
Heredó una industria de textiles que luego revolucionó, fue emprendedor en actividades tan diversas como la construcción y la inmobiliaria, la hotelería, la energía eléctrica, la gasolina, el transporte aéreo, y muchas otras. Era industrial, financiero y comerciante.
Se fue un gran hombre y un gran guatemalteco. Será extrañado por todos, en especial sus familiares y amigos.
A todos ellos serenidad en estos momentos de tristeza.