El peligro de un precio político para el pan

A primera vista parece buena noticia: los cooperativistas productores de pan popular y los pipoldermos acordaron que no debe subir el precio de aquel producto.  Ahora bien, como tu sabes que los precios son consecuencia de la oferta y la demanda, y sabes que los precios políticos crean escasez, o abundancia artificial y que generan una asignación de recursos distorsionada, a tí la noticia te inquieta.

Peor aún, si tu te acuerdas de lo que ocurría en los años 80 cuando el precio del pan y de otros bienes  de consumo básico eran controlados por los políticos y sus funcionarios, se te para el pelo.  ¿Te acuerdas de cuando los panes se fueron reduciendo de tamaño hasta verse verdaderamente ridículos? ¡Pero eso sí…mantenían el precio tope establecido por los pipoldermos!  Llegó el momento en el que los panaderos, como mucho lecheros -también- prefirieron dedicarse a otras cosas ya que los precios políticos los asfixiaban.  Y entonces hubo escasez.

Afurtunadamente fue abandonada la política de fijar precios arbitrariamente y todos salimos beneficiados.  El pan recuperó un tamaño razonable, se multiplicaron no sólo las panaderías sino las variedades de pan.

Tu sábes que, si los pipoldermos qusieran ayudar a los pobres, lo que deberían hacer es dejar de crear inflación, para que la moneda conserve su valor y no se necesiten más quetzales para comprar el mismo número de panes; y sábes que si los políticos y sus funcionarios quisieran ayudar a los pobres, lo que deberían hacer es no obstaculizar la posibilidad de que consigan más y mejores empleos.

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