La invisibilización de todo aquello que cuestiona el sistema, político, económico, social y cultural en nuestro país es una práctica cuyo telón de fondo es colocar en el imaginario nacional una Guatemala que no existe, o aquella que existe en el imaginario de unos grupos cuya hegemonía después de la conquista y la colonización la ejercen desde el Estado y desde todo el aparato ideológico dispuesto en favor de construir esas realidades falsas que han permeado la vida, el pensamiento, y el ser social, político y cultural de guatemaltecos y guatemaltecas. Eso escribió la columnista, empresaria y Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú; y estoy de acuerdo.
¿Quiénes tienen visibilidad en Guatemala? Las multitudes que bloquean carreteras y calles. Los políticos y funcionarios venales que toman el dinero de los tributarios y lo gastan en medicinas, fertilizantes, puentes, y otros bienes y servicios sobrevaluados y de dudosa calidad. Los exguerrilleros que integran comisiones para reformar la Constitución con quién sabe qué intensiones, comisiones para perpetuar la conflictividad en temas de desarrollo como el de la construcción de hidroeléctricas. Los grupos de presión que exigen más y más dinero de los tributarios para satisfacer sus demandas. Los grupos que exigen privilegios. La oligarquía de los derechos humanos, la de los impuestos y la del miedo-ambiente, entre otras. La dirigencia popular que perdería su razón de ser si los pobres ya no fueran pobres. Este es el sistema, político, económico, social y cultural incuestionable que acapara escenario y hace invisible cualquier intento por cambiar las cosas. Este es el establishment cuya hegemonía es políticamente incorrecto cuestionar.
¿Y cuál es la Guatemala invisibilizada? La que pide igualdad de todos ante la ley; esa no consigue primeras planas, ni reportajes extensos en la tele. La que pide respeto a la vida, la libertad y la propiedad de todos; a esa ni una gacetilla. La que pide acabar con los privilegios; a esa se la oye, como oír llover. La que pide leyes generales, en vez de legislación específica y particular; a esa solo se la sienta a la mesa para legitimar las pretensiones de las oligarquías citadas arriba. La Guatemala que no existe es la que pide una oportunidad para crear más riqueza.
Da pena como esos grupos se creen los dueños de la verdad. Pero mientras hayan individuos que alcen la voz y no se dejen babosear hay esperanza!
Es que para doña Rigoberta; solo existe un grupo, todos los demas somos extraños en nuestro pais y a pesar de que somos quienes mas tributamos, somos quienes menos derechos tenemos, eso si, las obligaciones son mayores; y cuidadito con protestar, no tenemos cajas de resonancia, ni opciones en los medios de comunicacion , excepto para comentar en los espacions de las columnas. De la TV, ni pensarlo. Buen articulo, felicitaciones.-
[…] con respecto a la democracia ateniense. Y ya sabemos en qué terminó Sócrates. Creo que a nuestra oligarquía oenegera y de los derechos humanos le gustaría callar a los críticos de sus actuaciones, como la oligarquía y la democracia […]