A celebrar el Día del libro

Hoy, que es el Día del libro, voy a aprovechar para agradecer a todas las personas que influyeron para que yo aprendiera a disfrutar de esos estupendos amigos, compañeros, consejeros y cómplices que son los libros.

Primero a mi padre, porque cómo me gustaba encontrarlo sentado en la sala de la casa, libro en mano, en las tardes cuando yo regresaba de jugar en la calle con mis amigos.  Ahí estaba él, en un rincón y acomodado.  Y se veía tan bien, galán como era.  Sereno y absorto.  Yo quería ser así…o, por lo menos, hacer eso.

Luego a mi abuela, Frances, porque tenía una bilbioteca riquísima.  Llena de libros de de todo.  Desde Cervantes, Shakespeare y Dante; hasta novelitas de una de las cuales un día me dijo: I am tired of getting in and out of Amber´s bed.  Ella me enseñó a amar la lectura, y las novelas históricas.  Me enseñó a leer de todo y a apreciar distintos ángulos de lectura.

También a mi Tía Baby, porque ella tenía -en español- los libros que mi abuela, Frances, leía en inglés; y un día de tantos ella me regaló todos sus libros.  Leí bastante gracias a que los libros en español me facilitaban la lectura.

Finalmente a Conchita de Castellanos que me regaló mi primer libro propio, mío de mí. Para una Navidad me obsequió Corazón, de Edmundo de Amicis.

Corazón fue el primer libro serio, completo que leí, aunque ya había hecho un intento anterior.  Una tarde de aquellas me senté junto a mi padre con Hamlet en mano y lo empecé a leer.  No recuerdo por qué elegí  Hamlet en particular; pero cuando mi padre me vio con eso me dijo que quizás debería leer algo más como para mi edad.  Yo calculo que tendría unos 10 u 11 años, entonces.  Y me dió Vida y combates de Luis Angel Firpo (un boxeador argentino).  Y me explicó que el libro había sido de mi abuelo, y que a él le gustaba mucho el boxeo.  Recibí el libro e hice lo posible por leerlo, mas nunca lo terminé.

Lo que sí disfrutaba mucho, entre aquel episodio y esa navidad en la que recibí Corazón, era de leer enciclopedias y revistas Life que había varias en la casa de mis padres y en la casa de mi abuela.  También gozaba mucho leyendo series de historietas de la Editorial Novaro: Leyendas de América, Aventuras de la vida real, Clásicos del cine, Vidas ejemplares y Vidas ilustres.  Creo que esas me costaban Q 0.25 cada uno y como me costaba juntar la plata para comprarlas.

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