El arbolito de Navidad ya ilumina mi casa

Ahora que ya está listo el árbolito de Navidad, en mi casa, me acordé de que O Tannembaum, se cantaba -en la casa de mi abuela Frances- en tres versiones distintas.  Pero lo que a mí me divertía mucho es que la versión en español no tenía nada que ver con árbolito ni con nada parecido. La música era la misma; pero la letra era distinta.

O Christmas Tree! O Christmas Tree!

Much pleasure thou can’st give me;
O Christmas Tree! O Christmas Tree!
Much pleasure thou can’st give me;
How often has the Christmas tree
Afforded me the greatest glee!
O Christmas Tree! O Christmas Tree!
Much pleasure thou can’st give me.

O Tannenbaum, o Tannenbaum!

Du kannst mir sehr gefallen!
Wie oft hat nicht zur Weihnachtszeit
Ein Baum von dir mich hoch erfreut!
O Tannenbaum, o Tannenbaum!
Du kannst mir sehr gefallen!

Resuene ya el órgano,
Pastor ven al pesebre.
Que al ritmo de las cítaras
La fiesta se celebre.
¿No oyes vibrar el órgano?
Que fiesta tan alegre.

De mi infancia recuerdo varios árboles importantes. En casa de mi abuelita Juanita es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles generalmente pinabetes, o cipreses. A veces adornados con nieve fabricada elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; y siempre llenos de figuras variadísimas, algunas muy antiguas, y luces multicolores. Allá los árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos toda clase de árboles. Aunque los favoritos eran los pinabetes, tuvimos cipreses, pinos y chiribiscos. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda los árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared.

Durante mucho tiempo no puse arbolito en mi casa, sólo Nacimiento; pero ahora me gusta poner ambos y me los gozo mucho.

Este año -y una vez más gracias a doña Mireya, don Ronald y al Rafa- tenemos un árbol hermoso, aromático y con mucha personalidad que nos llena de magia y de alegría la casa. Ese arbolito me trae invaluables recuerdos de decenas de alegres festejos, y promete muchos más; y si quieres tu pinabete, los hay galanes en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496.

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