El oficio ingrato del “whistleblower”

El whistleblower es la persona que le advierte al público acerca de cosas que debería saber: casos de corrupción, mal uso del dinero de los tributarios, abusos, ataques contra los derechos individuales, multiplicación de privilegios, y otras cosas parecidas.  Y es un oficio ingrato,

Viene al caso porque el lector que se identifica como Adrián H. María dice que en el caso de la donación forzada de organos, aprobada por el Congreso mexicano, yo sólo grito fuego y que no explico las cosas.

Y yo digo que, ¿qué hay de malo en sólo ser el whistleblower o en sólo advertir contra el fuego? Digo, porque no está de más llamar la atención sobre el asunto.  Y porque no siempre tengo tiempo de ocuparme a fondo de los temas, aunque si pueda tomar unos minutos para advertir de peligros.  Y digo, porque seguramente hay personas que pueden dar mejores explicaciones y soluciones que yo, y así aprovechamos la división del trabajo.  Creo que si no ve un fuego en un teatro lleno de gente, es válido gritar fuego auque uno no tenga un extinguidor a mano.

Francamente no me siento obligado a tener explicaciones y soluciones para todo, aunque ande por aquí en la búsqueda de la verdad y abriendo discusiones.  No me gusta la tarea de inventar el agua azucarada; pero creo que es útil detectar ángulos peligrosos, en las políticas públicas, y advertirle a la gente acerca de esos peligros.  Sobre todo cuando pretenden que los intereses colectivos prevalezcan sobre los derechos individuales, como es el caso que originó esta meditación.

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2 comments

  1. Don Luis.
    Si bien es cierto que hay mucho de saludable en ejercer el derecho de opinión sobre la cosa pública, hay maneras para hacerlo y allí es donde a personas como a mí nos causó cierto repudio a su comentario.
    Una cosa es llamar la atención sobre algo que nos parece sospecho, y otra es condenarlo con una opinión sin fundamentos (como ud. lo ha admitido) y para denigrarlo, asociándole un cierto morbo sexual. La disponibilidad de órganos es casa seria, que no se toma en serio y la verdad que comentarios como el suyo, cínicos, sin propuestas, no ayudan.

    Indagar sobre política lleva también un elemento de silencio para la meditación. Cuando no se entienden a fondo las cosas es, a veces, mejor no abrir la boca. Eso es sabiduría.

    Juan Carlos Carrillo
    A1’929237

  2. Hola Juan Carlos. No se confunda; yo tomo en serio y respeto la donación de órganos. ¿Cómo iba a ser de otra forma? Y admiro que usted sea donador.

    Lo que no puedo avalar, y menos tomar en serio (y por lo tanto denigro a gusto) es la confiscación de cuerpos. Ese, y no la donación voluntaria y pacífica es el tema de la entrada que causó su repudio. Ojalá pudiperamos estar de acuerdo en que la donación pacífica y voluntaria de órganos es moralmente distinta a lo que aprobó el Congreso mexicano.

    Le cuento que no es cierto que yo haga comentarios cínicos sin propuestas. Las propuestas,claro, no son mías originales. Usted ya sabe…hago mías las palabras de F.A. Hayek en el sentido de que “Todas las teorías políticas dan por sentado que la mayoría de los individuos son myuy ignorantes. Aquellos que propugnan la libertad difieren del resto en que se incluyen a sí mismos entre los ignorantes e incluyen también a los más sabios”. Si usted se toma el tiempo para visitar los hipervínculos (que funcionan como pies de página) en la nota que causó su repudio, se va a dar cuenta de que hay bastante material informado y serio al respecto. No es justo que usted me acuse de no ser serio y no ofrecer propuestas, si usted mismo no lee con detenimiento lo que he escrito. Saludos.