Al oído de la Junta Monetaria

El Banguat tiene unos US$6 millardos en reservas monetarias internacionales; y se supone que estas sirven para financiar pagos al exterior, en caso de necesidad, y son usadas cuando las autoridades monetarias quieren alterar políticamente la tasa de cambio.

Aquella acumulación de reservas sale de las transacciones “que el país” realiza con el exterior. Sale de la “quetzalización” de remesas y otros ingresos. Usted ya sabe que “el país” no hace transacciones, sino que las hacen las personas.

Las RMI están reguladas por la política de inversiones del Banguat y por la Ley Monetaria; y la mayoría de esas reservas está invertida en deuda de EE.UU.

Ahora bien, la deuda de aquella gran nación ha sido degradada por Standard & Poor’s y según ellos, aquella deuda ya no es AAA. Aunque también es cierto que otras dos agencias, Moody’s y Fitch, aún mantienen la calificación de triple A, los mercados han reaccionado negativamente ante el anuncio de S&P. El excesivo costo de tener gobierno, en los EE.UU., ya está pasando su factura como la ha pasado en Grecia e Italia. Estamos confirmando que nadie es too big to fail; y que algunos son too big to bail.

¿Qué debe hacer una economía pequeña cuando las cosas se pintan así? El inversionista Peter Schiff aconseja que lo mejor es alejarse del desastre y buscar protección en el oro. Antes de Agatha, mi maestro, Muso, recomendaba que con tres meses de RMI para importaciones era suficiente para mantener la confianza cambiaria y que el resto de las reservas debería ser utilizado para construir una megacarretera que redujera los costos del comercio y del transporte, y que todos los guatemaltecos nos beneficiaríamos de aquella infraestructura. Ahora, ¿sería mejor reparar y poner al centavo la red de carreteras que había antes de aquella tormenta tropical? Un mi cuate, expresidente de un banco, dice que el 20 por ciento de las reservas debería ser convertida de deuda a oro.

Hoy la calidad de la deuda está siendo seriamente cuestionada y no se ve que la administración Obama vaya a poner orden en sus finanzas. El oro se acerca a US$1,800 la onza y según Schiff podría llegar a US$10 mil. A lo mejor hay que oír buen consejo y alejarse del desastre. O mejor aún, podríamos cuestionarnos si en una economía con precios reales deberían existir las reservas, y si debería existir el monopolio de la emisión monetaria.

Esta columna fue publicada en El Periódico.

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