Como preludio al Día de la Madre y para escapar de la especulación de los intermediarios, el socialismo del Siglo XXI va a dotar a todos los hogares venezolanos con cocinas, refrigeradoras, lavadorea, televisores y equipos de aire aconidicionado chinos. El plan forma parte de una campaña llamada Misión mi casa bien equipada y el precio será de 50% menos que en el mercado capitalista. ¡Eso si es bolsa solidaria!, no los pushitos de harína de maíz y aceite vegetal que reparten aquí.
El vesánico Chávez pretende repartir unos tres millones de electrodomésticos a la mitad de los seis millones de hogares que calculó que hay en su país.
Lo interesante es que esta aventura chino-venezolana ocurre en un país en el que hay racinoamientos de energía eléctrica; y no está de más preguntarse si la nueva demanda de energía agravará la situación y si los nuevos propietarios de electrodomésticos podrán enfrentar las facturas aunque sean subsidiadas.
Es experimento, ya lo hizo en Guatemala el Primer Desgobierno de la revolución, a los campesinos se les entregò refrigeradores, que fueron bien utilizados como roperos.
Cuando los socialistas dejen de somatarse el pecho lamentándose por sus vidas mediocres y dejen de culpar a otros por sus fracasos, dejarán de recibir porquerías que podrían sustituir por bienes durables de buena calidad que paguen con sus propios esfuerzos. Su irracionalidad y comodidad no les permite ver el costo de oportunidad que representa dejar en manos de ese simio su destino.