La supuesta reforma fiscal, que no es nada más nuevas formas para apretar a los tributarios, tiene tres fases según leemos hoy; sin embargo, ninguna de ellas es la de racionalizar el gasto, eliminar el desperdicio y la mala administración, combatir con seriedad la corrupción y priorizar las inversiones.
Estos cuatro elementos son precondiciones para una reforma sana y verdadera. Sin ellos, lo único que está haciendo la administración socialdemócrata es expoliar a los guatemaltecos.