Los efectos del decreto para el crecimiento del desempleo

Unas 6000 personas serán despedidas en el sector de vestuario y textiles como consecuencia del decreto para el crecimiento del desempleo, emitido por la administración de Los Colom el pasado 30 de diciembre.  Como consecuencia de ese mismo decreto, el sector agrícola también advirtió que habrá despidos de trabajadores.

En aquella fecha la administración socialdemócrata decretó subir el salario mínimo en 13.7% para los sectores agrícolas y 14.88% para el sector maquilero y usted ya sabe lo que pasa con esos decretos:  lo primero que pasa cuando se emite un decreto en virtud del cual no se le pagará a nadie menos de X cantidad de quetzales por cada día de trabajo, es que nadie cuyo trabajo no sea valorado por esa cifra volverá a encontrar empleo.  Por eso es que las leyes y decretos de salario mínimo, en realidad deberían llamarse leyes o decretos para el desempleo.

Eso es porque, a pesar del discurso socialista, los salarios son precios; y, por lo tanto, se comportan como precios.

Henry Hazlitt en su Economía en una lección, explicó claramente que no se puede sobrevalorar en una cantidad determinada el trabajo de un obrero en el mercado laboral por el mero hecho de haber convertido en ilegal su colocación por cantidad inferior.  Lo único que se consigue es privarle del derecho a ganar lo que su capacidad y empleo le permitirían, mientras se impide a la comunidad beneficiarse de los modestos servicios que aquel es capaz de rendir.  En una palabra se sustituye el salario bajo por el paro.

Adicionalmente, las leyes o decretos de salarios mínimos convierten en delincuentes -sin que sus acciones sean delicta mala in se– a quienes se vean en la necesidad de violar la ley para conservar sus ingresos, o para proveer empleo.

Nos guste, o no, y a pesar de la retórica socialista, la mejor manera de elevar los salarios es incrementando la productividad del trabajo; y esto se consigue por una mayor inversión de capital; por nuevos inventos y mejoras técnicas; por una gerencia más eficaz por parte de los empresarios; y/o por una mejor formación y adiestramento profesional de los trabajadores.

Como lo dice Hazlitt: Los salarios reales tienen su origen en la producción, no en los decretos y ordenes ministeriales.

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  1. Excelente entrada Luis. Estas acciones muestran preocupacion mas con las intenciones que con los resultados de una propuesta y refuerzan la necedad de confundir causas y efectos con un analisis emocional.

  2. Según la teoria liberal, los salarios deberían ser regulados unicamente por la oferta y la demanda: los obreros se desplazarían de una fábrica con menores salarios a otra con mayores salarios. El primer patrono para evitar la renuncia de sus trabajadores se vería obligado a elevar los salarios, por lo que al final, automáticamente los salarios se mantendrían en los niveles “adecuados” sin intervención estatal, etc. Si las cosas fueran tan simples, hasta yo estaría de acuerdo con estas premisas, el problema es que la economía en el mundo real tiene otras variables por sobre la cual los salarios no llenan las necesidades de los trabajadores: la inflación externa (precios de gasolina o alimentos importados) y la inflación interna (que puede achacarse a la buena o mala gestión del Estado). Las teorías liberales funcionarían en un sistema autarquico donde los factores de producción y comercio no se vieran afectados de manera importante por otras economías más dinámicas. Sobre la productividad ¿usted cree, honestamente, Luis que los obreros de las maquilas deben trabajar más de lo que lo hacen ahora? Es evidente que usted nunca ha trabajado en una maquila, sin permiso de ir al baño, al médico y trabajando 10 horas diarias ¿cuánto gana un obrero textil, Luis?

  3. Guillermo Galindo

    Si los factores de producción y comercio locales se ven afectados por economías más dinámicas; ¿no nos convendría, entonces, dinamizar la economía? ¿Esa dinamización debería incluir la movilidad laboral?

  4. Sr. Fajardo, con todo respeto, usted no sabe de qué está hablando. Si uno cierra la economía, el mercado laboral en vez de dinamizarse se estanca porque se reduce tanto la inversión extranjera y por consiguiente la demanda de trabajo, como la demanda externa de bienes fabricados en el país. Y no se trata de cuánto se trabaja sino de cuánto valor se produce. No dudo que la gente en las maquilas trabaja muy duro, pero eso no es lo mismo a decir que produce valor por más de lo que gana. Si fuera así, entonces por qué no abren más empresas en el país y los contratan y capturan ese valor excedente?

    Si el problema de la pobreza se solucionara con salarios por decretos ya no habría pobres en ninguna parte. ¿Qué cree que pasaría si el gobierno incrementar el salario mínimo a Q20,000 al mes? ¿Cree que guatemala de repente se haría un país rico? ¿No será que el 98% de la fuerza laboral del país saldría de la formalidad y se integraría a la informalidad en la medida que las empresas sacan de sus planillas a la gente?

  5. Hola Don Carlos Aguilar: Quisiera aclarar un par de puntos. Cuando hablo de una economía autarquica me refiero que muchas veces la inflación es de origen externo, por ejemplo, el precio del petroleo y los combustibles derivados: esto eleva el precio de los alimentos, por lo que el salario (o el precio del trabajo, si lo prefiere) se ve aumentado en una magnitud que no puede compensarse automaticamente con mayor productividad. Lo menos deseable en la economía es que el Estado dicte el precio de algo, pero si falla los mecanismos naturales oferta-demanda de los precios ¿qué queda? Cuando, por ejemplo, los diversos ingenios azucareros o fincas cafetaleras se ponen de acuerdo para no pagar más allá de cierta magnitud en los salarios de los jornaleros ¿qué debe hacer el trabajador agrícola en esos momentos? a) aguantarse b) rebelarse c) emigrar. Cada una de las opciones acarrea problemas sociales complejos (desarraigo, delincuencia en asentamientos, desintegración familiar) que no deberían suceder si los mecanismos autorregulatorios de oferta-demanda funcionaran y no se formaran monopolios en lo que se respecta al precio del trabajo. Un ejemplo de lo anterior, paradojica y tristemente, es China continental en donde los sindicatos controlados por el PC Chino apenas si defienden a los trabajadores y las huelgas por elevar salarios eran practicamente inexistentes, con el propósito de que la mano de obra barata china absorbiera la producción de mercancias (juguetes, textiles, electrónica), lo que sucedió finalmente, desmontando los puestos de trabajo donde el precio de los mismos son mas altos exportándolos a suelo chino. La solución obvia es abaratar el precio de la mano de obra nuestra hasta hacerla competitiva con respecto a los chinos, el problema es ¿qué problemas de índole social estamos dispuestos a enfrentar? El estimado Sr. Guillermo Galindo menciona el aumentar la movilidad laboral, o sea, abaratar el despido (eliminar las prestaciones laborales o indemnización) o bien intensificar las horas de trabajo; en papel suena muy bien, pero las repercusiones de índole social podrían rebasar las ventajas de dichas medidas. Una solución podría ser que los empresarios pusieran a disposición del Estado sus estados de cuenta para que la población trabajadora conociera el nivel de la tasa de ganancia del empresario, y con esto comprender por qué el aumentar el salario mínimo ocasionaría el despido de otros trabajadores. ¿Se puede aumentar el salario mínimo por decreto hasta Q20,000? No, pues entre las consideraciones económicas para aumentar el precio del trabajo es no incurrir en algo denominado “profit squiz” que es mas o menos evitar aumentar los salarios más allá de la tasa de ganancia necesaria para hacer atractivo el esfuerzo del empresario (dueño del capital al fin y al cabo). En resumen, el Estado coacciona al empresario a pagar más por el precio del trabajo debido a tres elementos: a) el precio de subsistencia de los trabajadores aumenta via inflación b)los mecanismos de oferta-demanda no funcionan a la celeridad necesaria por lo que los salarios no se “autoregulan” en relación con el precio de los medios de subsistencia c)Al fallar la autoregulación, el aumento del salario queda a merced de la subjetividad del patrono, el que decidirá si vale la pena privarse de una porción de su tasa de ganancia para satisfacer las necesidades materiales de su trabajador. En este punto entra el “egoismo racional” del que tanto habla Rand y Luis Figueroa: el patrono velará por su satisfacción personal y nada más, por lo que el bienestar personal de otro (el trabajador) no le debe importar (racionalmente hablando)…¿cómo entonces el trabajador puede aumentar el precio de su trabajo con el cual mantener sus niveles de subsistencia?

  6. Sr. Fajardo, su análisis para ser cierto requiere de dos cosas, dos supuestos que usted da por sentado:
    1.) que los patronos se ponen de acuerdo o pueden ponerse de acuerdo para mantener los salarios bajos.
    2.)Mientras una empresa tenga utilidades no debería despedir gente o bajar salarios.

    Sobre el primer supuesto, basta con afirmar que no hay un monopsonio laboral. No existe evidencia de que los empresarios en Guatemala coludan para fijar topes a los salarios, ni existe ningun incentivo para que lo hagan porque los asalariados son, al mismo tiempo, los consumidores de sus productos. Si no tienen el incentivo, menos tienen la capacidad. Si es difícil para empresarios de un sector específico, digamos el cartel azucarero, llegar a acuerdos sobre cuotas de producción, imagínese cuanto más difícil sería lograr acuerdos salariales para miles de empresas en cientos de ramos distintos. ¿Acaso un trabajador del sector azucarero no puede dedicarse a otro ramo, como si estuviéramos bajo un sistema de castas como antes en la India? Mientras los trabajadores tengan libre movilidad y los empresarios compitan (aunque sea imperfectamente), las empresas no están en la capacidad de deprimir los salarios por debajo de la productividad marginal del empleado.

    Es del interés de todos, patronos y empleados, que los salarios reales se incrementen, pero estos no pueden incrementarse por decreto por encima del producto marginal de cada empleado. Ya tenemos evidencia de que empresas han tenido que despedir por el último incremento. Si lo que usted dice fuera cierto, de que para las empresas sigue siendo rentable mantener a los empleados a el salario mayor, ¿entonces por qué los están despidiendo?

    Vamos a su segundo supuesto, que de alguna forma puede deducirse de las ganancias globales de la empresa si puede o no subir salarios. Esto no es posible por varias razones, una de ellas es porque la utilidad proviene no sólo de la mano de obra sino también del capital, el cual exige retorno en proporción al riesgo de la inversión. Para usted un cierto porcentaje de ganancia puede ser “adecuado” pero no serlo para los inversionistas dado el nivel de riesgo. Así que usted podría incrementar los salarios para reducir la ganancia al nivel “adecuado” solo para darse cuenta de que los inversionistas están cerrando la empresa porque no compensa su riesgo, o estan llevándosela a otro país donde el gobierno no se arroga semejantes cuestiones.

    El otro problema es que el estado de resultados es un reporte consolidado, no es un estado de pérdidas y ganancias por empleado. Todas las empresas tienen distintos empleados con distintas productividades marginales y distintos salarios, así que de un estado financiero es imposible determinar cuáles empleados estan bien o mal pagados a luz de las utilidades. Los únicos que pueden saberlo son los empleados mismos. ¿Cómo lo saben? Como sabemos el precio de todo: porque el mercado nos lo dice. Si el empleado siente que se le paga menos de lo que vale, puede comprar la Prensa Libre cualquier lunes para ver cuánto paga el mercado por una persona con sus estudios y experiencia.