El Ministerio de Educación acaba de disponer que los estudiantes sometidos al sistema estatizante de indoctrinación y de coco wash que tiene a su cargo no podrán tener novias, ni novios, ni celulares en las escuelas. Eso me recordó aquello de que en tiempos del presidente Carlos Arana, los policías les cortaban el pelo a los patojos que usaban el cabello largo (como era la moda) y les bajaban los ruedos a las faldas de las chicas que usaban minifalda (como era la moda).
La norma del noviazgo dice que no serán aceptadas manifestaciones indecorosas de afecto; pero…¿qué es una manifestación indecorosa de afecto? ¿Quién decidirá qué, exactamente, es indecoroso? Ya me imagino a esos maestros de Joviel Acevedo, olorosos a rancio, persiguiendo chicos y chicas porque andaban de la mano, o porque se saludaron de beso.
La prohibición de armas de fuego y de estupefacientes tiene sentido; pero yo quiero ver cómo le van a hacer las autoridades escolares para obligar a los chicos a prescindir de sus BB y de ser afectuosos con sus güizas. Me atrevo a decir que esta va a ser otra de esas normativas de risa, como la ley anticapuchas, o la ley que prohibe que más de una persona viaje en motocicleta. Casi nadie va a tener la autoridad para hacerla cumplir y casi nadie la va a respetar. Además, como dijo el lector de un diario: estas actitudes paternalistas sólo ayudan a perpetuar la cultura de látigo que impera en Guatemala, cuando lo que necesitamos es cultura de responsabilidad.