Ahora que lo pienso, nunca he usado achiote para cocinar. Empero, es una especia propia de la cocina mesoamericana y del subcontinente latinoamericano, que les da a los alimentos un color rojo característico. La palabra colorado, con la que uno se refiere a los tamales rojos o colorados, viene de colorau, voz de origen portugués relacionada con el achiote.
En Guatemala suele venderse molido y posiblemente mezclado con algún tipo de grasa y viene en cuadritos envueltos en hojas, o en plástico. También se vende en semillas, pero para la cocina es más práctica su presentación molida.
Yo nunca había visto los frutos y la planta de achiote hasta que, el jueves pasado, encontramos una de aquellas a inmediaciones de el Puente de Los Esclavos. Las semillas son bonitas y al triturarlas muestran su color característico; y sus frutos son espinosos y secos que recuerdan a los del higuerillo, o a los de del liquidambar.